Comunicado
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) llama a las autoridades de los tres órdenes de gobierno y a la sociedad en general a mejorar los hábitos de consumo y la gestión de residuos sólidos mediante su reducción, reutilización y reciclaje en hogares, colonias, centros educativos, lugares de trabajo y ciudades, además de sumarse a los esfuerzos que se han emprendido para reducir y prohibir progresivamente el uso de popotes, unicel y bolsas plásticas de uso único, en beneficio de las presentes y futuras generaciones. En México, la gestión controlada de residuos en todo su ciclo de vida dista mucho de ser la adecuada.
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Para este Organismo Nacional, el problema reside en que no existen las capacidades e infraestructura necesarias para la recolección total de residuos ni para la disposición final adecuada de los mismos, ya que un número importante de los sitios e instalaciones de confinamiento no cumplen con lo dispuesto con la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos y su Reglamento, las leyes y reglamentos locales en la materia, ni con los parámetros de la Norma Oficial Mexicana NOM-083-SEMARNAT-2003. De continuar las tendencias de producción y consumo, así como las ineficaces estrategias de gestión de los residuos, se prevé que para 2025 la cantidad de residuos se triplique.
Ante ese panorama y en ocasión del Día Mundial del Hábitat ?1 de octubre?, este Organismo Nacional exhorta a quienes serán autoridades federales en el próximo gobierno para que el correspondiente Plan Nacional de Desarrollo contemple la perspectiva de derechos humanos y particularmente se subrayen los derechos a la salud, alimentación, medio ambiente sano, acceso al agua salubre y vivienda en la actualización, publicación e implementación del Programa Nacional de Prevención y Gestión Integral de los Residuos, en tanto que estados y municipios deberán elaborar e implementar con oportunidad sus respectivos Programas de Prevención de Residuos.
De acuerdo con datos del INEGI, durante 2014 se generaron estimativamente 103,000 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos a nivel nacional (aproximadamente 37.6 millones de toneladas al año), lo que significa que cada habitante produjo un promedio diario de 0.86 kilogramos, y las entidades que acopian la mayor cantidad per cápita de residuos son Ciudad de México, Nayarit, Quintana Roo, Baja California Sur, Sinaloa y Colima.
Ejemplo de ese problema lo representa el estado de Guerrero, cuya generación de residuos es de 2 millones 443,208 toneladas diarias, de las que el 31.6% es separada para revalorizar y el resto va a tiraderos no controlados que no cumplen con la normatividad aplicable, ocasionan desequilibrios ecológicos y representan potencial riesgo para la salud de la población.
De acuerdo con el Programa de la ONU para el Medio Ambiente, solo se recicla el 9% de los 9,000 millones de toneladas de plástico que se producen en el mundo, y gran parte están diseminados en espacios naturales, lo que ha provocado contaminación de suelos y aguas, generación de microplásticos incorporados a la cadena alimenticia, bloqueo de alcantarillas y drenajes, aumento en la incidencia de enfermedades transmitidas por vectores, afectaciones a la biodiversidad terrestre y marina, y emisión de gases nocivos, debido a la mala gestión de los residuos sólidos municipales que afecta el goce de diversos derechos humanos, como a la salud, alimentación, medio ambiente sano, acceso al agua salubre y vivienda.
Pese a lo complejo del problema, la CNDH reconoce los esfuerzos en materia de reducción y prohibición del uso de plástico, popotes y unicel promovidos por los estados de Veracruz, Querétaro, Puebla, Hidalgo, San Luis Potosí, Tamaulipas, Sonora, Sinaloa, Jalisco, Chihuahua, Baja California, Baja California Sur y Ciudad de México.
En el ámbito internacional, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Acuerdo de París y la Nueva Agenda Urbana abordan la gestión de residuos sólidos. Los ODS 11, 12 y 14 plantean, respectivamente, lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles; garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles; y conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, mares y recursos marinos para el desarrollo sostenible. Para ello, la meta 12.5 establece para 2030 disminuir de manera sustancial la generación de desechos mediante políticas de prevención, reducción, reciclaje y reutilización.
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