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Charlas del camino…

El Pup

Por Salvador Durán

Miércoles, 26 de Mayo del 2010. 6:32:05 pm

Letra más grande

Te cuento amigo(a) que allá por los años sesenta del siglo pasado un modesto mecánico de autos regiomontano fundó un club que, de haber afiliado a solo uno de cada millón de cristianos elegibles, pudo haber sido el club más numeroso en la historia de la humanidad.

Hermenegildo Torres, que así se llamaba el hombre, era un norteño "clavado", de los de antes: ingenioso, ladino, bueno para el albur, y con gran sentido del humor. En un momento de ocio e inspiración, a Don Herme se le ocurrió echar a andar una idea que en sus siglas llevaba el propósito: PUP, Por la Unificación del Pendejo.

Con un potencial infinito de prospectos, la idea cundió como reguero de pólvora. Don Herme se hizo célebre y consiguió vivir con holgura de su puntada. Publicó un librito con una hilarante declaración de principios, él que en su parte medular contenía sus famosísimas clasificaciones de pendejos, con la intención de que cada quien se identificara y reforzara así su sentido de pertenencia e identidad a tan ilustre cofradía.

La compra del librito significaba la afiliación automática al club, e incluía un distintivo con la figura de una campana que debía prenderse en la solapa del saco o la camisa, (como los Rotarios o los Leones). La campana, por supuesto, tenía un profundo significado, pues al tañer recordaba al portador que era… TAN… TAN… TAN…. pendejo como cualquiera.

De sobra esta decirte amigo(a) que me apresuré a inscribirme y desde entonces he permanecido como miembro vitalicio por meritos indiscutibles. Desafortunadamente, por pendejo, perdí el librito, el distintivo, y un diploma; pero jamás he perdido mi convicción de PUPista insigne. Con el librito se fueron de mi memoria las más de las clasificaciones, sin embargo amigo(a) te contaré algunas pocas de las que recuerdo, incluyendo la mía:

EL ESFERICO.- Aquel que es igualmente pendejo desde cualquier ángulo que lo veas. EL DE REFERENCIA.- A este se le nota a leguas y suelen utilizarlo de referencia. ¿Vés a aquel pendejo?, bueno pues ahí das vuelta a la derecha.
EL EMPRENDEDOR.- Este no para de hacer pendejadas desde que despierta hasta que se duerme. Se le recomienda levantarse lo más tarde posible.
EL MODESTO.- Es aquel que dice ser solo medio pendejo.
EL SALADO.- Tiene tan mala suerte que siendo el favorito universal para ganar el record Guiness del más pendejo, lo perdió… por pendejo. (¿cómo verías aquí a López Obrador?) EL REMISO.- Se niega a aceptar que es pendejo a pesar de la opinión de todos sus cuates.

Estas son solo una minoría de las decenas de clasificaciones que hacían la delicia de quienes asistían a las concurridas conferencias que dictaba Don Hermenegildo, en las que solía clasificar con puntería de apache a los más connotados asistentes y entregarles su diploma de identidad en medio de la chunga y los aplausos de los demás. Tuve la fortuna amigo(a) de invitarlo a un par de convenciones en las que además de conseguir mi diploma pude comprobar su agudo ingenio y agilidad mental, a pesar de de su avanzada edad.

Don Herme fué el consentido de los poderosos empresarios Regiomontanos, quienes lo llevaban a dar platicas en sus reuniones de negocios tanto en México como en el extranjero.

Se cuenta que en una ocasión lo llevaron a una junta en Los Pinos en donde “pasó a cuchillo” a los ministros asistentes en medio de cuchufletas y carcajadas. Extrañamente, dejó fuera al Presidente Echeverría quien, como sabes, tiene fama de pendejo y de un escaso sentido del humor. Halagado por lo que pensó que era una exclusión del gremio, y llevado por el momento, Echeverría insistió - Ándele Don Hermenegildo, inclúyame en alguno de sus grupos- No señor presidente- le contestó- para luego agregar con un brillo malicioso en los ojos – A usted todas las clasificaciones le quedan cortas, a usted… ¡ lo dejamos para pie de cria!

Terminaba la mini biblia del PUP con una contundente afirmación: “Si a todos los pendejos del mundo los encerraran en una habitación, no habría quien echara la llave por fuera.”

El asunto amigo(a) es menos frívolo de lo que parece pues es un recordatorio amable de que la vida no debe tomarse tan en serio. Hay que saber tantearle el agua a los camotes. Ni drama, ni comedia. Además, por profilaxis mental y espiritual, es necesario reconocer nuestras limitaciones y asumirlas con honestidad. Después de todo, quien no se reconozca como pendejo…. que arroje la primera piedra.

Hasta la próxima amigo(a), y no olvides que lo bonito es el camino. Llegar es como morirse.

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