Filosofía marismeña

Día de muertos

MC Ramón Larrañaga Torróntegui

Miércoles, 22 de Octubre del 2014. 3:15:09 pm

Letra más grande

En el cine nacional abundan películas viejas que despiertan una sensación de insatisfacción para las personas que se encuentran viéndolas y tal parece que en aquella época la sociedad vivía obsesionada con la muerte y las escenas repetían f4rente frente al féretro mujeres vestidas de negro rezando el rosario. Lo mismo pasaba con la iglesia católica quien se dedicaba a meter miedo a sus feligreses desde el pulpito, para que entregaran limosnas y pasaran temiendo la presencia de la muerte “Que no se olvidaran de que van a morir en pecado” ¿Quién tenía la autoridad sobre los cuerpos?

La iglesia católica se encargaba de decidir a quién enterrar en los panteones y a quien no, incluso se enterraban en sus templos los que más dinero entregaban. ¿Por qué enterrarlos en los templos? ¡Por miedo! La humanidad ha pasado por diferentes costumbres y creencias en cuanto al qué hacer con los muertos desde quemarlos, enterrarlos debajo de grandes monumentos, en catacumbas, cuevas y si analizamos la actualidad nos encontramos que en esta materia poco se ha avanzado “La ritualidad continua inmutable”

Y en cuanto a las ofrendas, en esto si se han visto diferencias dependiendo de las culturas “Unos ofrecen animales en sacrificio, otros flores, misas, rosarios” El catolicismo continua difundiendo el miedo a la muerte dejando de lado el ofrecer una salida emocional a la muerte, te enseñan con miedo que si te portas mal cuando mueras vendrá el diablo por ti y te arrastrara para meterte en el infierno, es decir manipula la acción humana en un futuro al cielo al lado de Dios “Asusta a las personas” las mantiene preocupadas y les condiciona la vida cotidiana amenazándola con el infierno.

Esto se da entre otras cosas porque cada vez son menos las personas que creen en esto “Cielo/Infierno” En los pueblos mexicanos el peso de la Iglesia católica es muy fuerte, los curas se la pasan amenazando a sus feligreses entre las penas y los castigos, entre el cielo y el infierno, por eso la mayor parte de las personas adultas mayores, sobre todo mujeres viven en constante congoja si dejan de asistir un solo día al templo porque están siendo bombardeadas por mujeres encargadas en los templos de limpiar, barrer, enseñar catecismo, organizar kermeses, dar lectura en misa, cantar.

Estas mujeres constantemente se dedican a difundir el futuro castigo cuando todos los muertos sean juzgados y se presente la resurrección de los muertos, que sería la reencarnación a la vida eterna “Estamos conscientes que todos vamos a morir” ¿Por qué temer tanto? Sí, nos ofrecen otro lugar mejor ¿Qué estamos haciendo aquí? Si después de muertos en verdad vamos a reencarnar en función del como nos portamos en esta vida, entonces ¿Para que la preocupación? A nosotros nos toco ser parte de la conquista española con su agregado católico por eso aprendemos que después del juicio final nos levantaremos y seremos juzgados.

Los católicos seguiremos aprendiendo a temer a la muerte, es una losa que nos dejan caer en la niñez y forma parte del aprendizaje consustancial de esa creencia, que es la esperanza de salvarnos o el temor a condenarnos. Lo que sucede es que, socialmente, existe el peso de una Iglesia amenazadora, y en cuanto hacerle caso o dejar de hacerlo ha quedado reducido a un ámbito de los creyentes, y además ha tenido que cambiar su tono por uno más suave, menos intimidatorio ya que el miedo a morir poco a poco ha ido desapareciendo.

La sociedad empezó a comprender y a vivir entre los vivos y muertos, entre las tumbas para los muertos en vida y los cuerpos físicos. Las tumbas actuales se han convertido en meros símbolos en donde los vivos recuerdan a sus muertos y los muertos están ahí para recordar que ellos vinieron antes que nosotros, las tumbas están ahí, simbólicamente para recordarnos que los que están ahí se fueron antes y que nosotros iremos después.

En la situación de duelo, la mujer mexicana tiene una importancia capital desde cambiar al difunto y esto se debe a que existe en la creencia católica que la mujer está más comunicada con la muerte que el varón. Probablemente tenga que ver con el hecho de que las mujeres son las que dan la vida, y por lo tanto son también las que están más en contacto con la muerte. La mujer es la intermediadora con la muerte, por decirlo de alguna manera, y ella es la protagonista en la ritualidad funeraria, en los cultos sobre la sepultura, en las ofrendas. Esto se ve incluso en el velatorio quien toma el lugar de los sacerdotes para dar el rosario “Rezo domestico” La señora encargada en dar el rosario frente al féretro tiene tanta importancia como un sacerdote volviéndose una religiosidad paralela en un rezo domestico.