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Filosofía marismeña

Boca suelta

MC Ramón Larrañaga Torróntegui

Viernes, 17 de Abril del 2015. 2:27:07 pm

Letra más grande

La vida nace y es a una mujer a la que hay que respetar siempre. Lo que no se te da, jamás lo tomes por la fuerza, lo que busques ya sea para bien o para mal se debe procurar en forma complaciente, ¡jamás!, arrebatar, si realmente quieres mirar el fin en el principio de las cosas y la vida misma, camina el sendero de la luz mirando atrás el útero que te engendro.

¡Sí!, tengo errores, pero no quiero esconderlos mucho menos hacer que se me olviden, sino continuar caminando con una fe en mis ideales, esperanza en realizarlos por amor a la humanidad.

La mayoría de las ocasiones nos portamos necios en admitir nuestros errores y terminamos culpabilizando de los mismos a otras personas. Me gusta reflexionar sobre los mismos y pienso me sirven para aprender logrando con ello cometer menos o al menos que sean menos desastrosos. En la vida he aprendido que el mayor error que cometemos se llama “Tener la boca suelta” y trato en disciplinar el dicho popular de que en boca cerrada no entra mosca, sin embargo el apetito en hablar es un mal necesario con el cual todos caminamos y solo es cuestión de que otra persona nos platique una situación similar a la cual estamos sentidos en un pasado inmediato para que traigamos a colación el interrumpir y dar nuestra versión.

Es en realidad un complejo de egocentrismo y vanidad y es a la vez un lapso tonto mental que no permite que mantengamos la boca cerrada y tratemos en escuchar. Creemos a pie juntillas que interrumpir está en nuestra obligación porque nosotros tenemos lo mejor que se puede ofrecer al analizar cierta situación en esa experiencia que la vida nos doto en un momento determinado y ahora estamos en sitio correcto para sacar la insatisfacción o lo mejor.

Los años nos enseñan que no es sano mantenernos pegados a personas negativas, siendo mejor el mantenerlas alejadas, sabedores que su carga negativa terminara por impregnarnos en resentimientos los cuales nos pondrán frente a conflictos en los cuales no teníamos vela en ese entierro sin embargo nos veremos con cuentas pendientes sin contar con que pagar.

CUENTO.- Toco a mi puerta y le abrí ¿Cómo se llama usted? Le pregunte.- Me llamo ego y visito a todos los que me dejan entrar. Aprovecho todas las experiencias y las hago mías, me gusta contra atacar las buenas y sanas intenciones y no se diga cuando de sabiduría se trata. A los estudiosos lo dejo que se llenen de letras sabedor que al final serán presa fácil mía ya que desatare insatisfacciones que los harán sucumbir sin percatarse “Esos están dominados y a la vista de todos, los que se creen dueños del mundo”

Son sujetos que se van perdiendo entre los libros, llegando incluso a desestimar el conocimiento en los demás seres humanos y que si bien es cierto conllevan un gran esfuerzo al final la tarea para la que se prepararon no la cumplen, no pueden siquiera mantener su coherencia entre pensamiento, palabra y obra, y para ocultar su falta de voluntad, desidia y egoísmo utilizan el ataque, desprecio y desagradecimiento como su mejor arma o sacan a relucir sus títulos Universitarios.

Antes de que sean dominados por mi “Ego” les mando la soberbia de pensar que están actuando desde el Ser, poniéndose como víctimas de su propia inconsciencia y cayendo en la trampa de la consciencia. Posteriormente me introduzco disfrazado “Ego” con los ropajes de una triste imitación del Ser, hasta que logro terminar por destruir la poca humanidad que les queda y colocarme en el lugar protagónico que reclaman.

Reflexionar sobre las formas en las que somos sometidos por el ego me deja la incertidumbre de que si realmente vale la pena el continuar entregando lo mejor de uno a las personas que no nos aprecian y a las que nos aprecian puesto que no existe obligación de ninguna índole de por medio sino única y exclusivamente “La satisfacción en hacerlo” Es una forma de llenar el ego que llevamos dentro cada uno de los humanos, es la palabra de amor, la forma de acción, la conciencia misma.

Evidentemente, esa sublime satisfacción germina de nuestra propia ofrenda, de nuestra nívea generosidad, de nuestra capacidad de entrega a los demás. Esta misión, porque indudablemente somos seres humanos con un cometido de auxilio, de acompañamiento, ha de brotar de la sencillez, del camino de la pobreza, del mar de la purificación. Todo lo recibido es gratuito, también este espíritu auténtico en servir, no hace falta predicación alguna, sólo dejarse llevar por la certeza interior que nos habita.

No debemos, pues, transitar con miedo a la hora de entregarnos, algo que rompe los esquemas humanos del interés, porque al fin la experiencia será única, y aunque nos empequeñeceremos, habrá valido la pena de entender que no somos un mercado, donde todo se compra y se vende, que somos personas dispuestas a abrir el corazón para que entren los que no saben dónde llorar.

Este es la fehaciente Advenimiento, el verídico retorno del ser humano abrazando gratuitamente a su mismo ser humano, a su mismo tronco, a su misma vida. Ésta es la gran fiesta de la fraternidad, de la conciencia de hermanamiento, para ello uno tiene que saber meterse dentro de sí, vivir dentro de sí, amarse dentro de sí, conocerse dentro de sí. Sólo quien ha experimentado tal alegría puede ofrecerla, es más, está obligado a participarla de manera natural, porque el júbilo del alma se transmite por sí mismo, sin querer, en los ojos de todos.

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