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Filosofía Marismeña

Sombras del pasado

M.C. Ramón Larrañaga Torróntegui

Miércoles, 7 de Octubre del 2015. 7:29:07 pm

Letra más grande

Se sienten mal por algo que ya no debería de importarles. Es una sombra que siempre les acompaña, les resulta demasiado pesada, y esa sombra creo se llama pasado. Cada uno sueña con que llegue el momento en el que le pueda decir adiós y deje en atormentar. Quizás a ti también te pasa o te ha pasado alguna vez.

Una cosa es tropezar dos veces con la misma piedra y otra muy distinta es encariñarse con la misma una tras otra. Me parece que la gran mayoría nos satisface el hacerlo porque aunque resulte un tanto insensato amar a una persona que nos hace la vida de cuadritos, que sus actitudes nos hacen daño, no terminamos por dejarla y continuamos tratándola como si el cariño que entregamos lo diéramos a una persona que realmente nos ama, nos valora.

He aquí lo viciosa de las relaciones sentimentales, lo insensato a lo que llamamos amor,
Me pregunto y, les pregunto ¿qué estamos haciendo mal para caer una y otra vez en los mismos errores? Y aunque es difícil hablar abiertamente de esto, por aquello de las suspicacias que significa el reconocer que estamos pegados de tal forma a ciertas situaciones sentimentales que incluso después de dejarlas por un tiempo en el baúl de los recuerdos, nos alcanzan con su pasado y creemos estar nuevamente viviendo un amor que no supimos valorar y que nuestras emociones pretenden vivir en él como si el pasado no existiera.

Y entonces es cuando me cuestiono si no existe el dicho de que el tiempo lo cura todo o simplemente este me sirve para justificar el desear tropezar nuevamente con la misma piedra. Esta forma nos demuestra que los sentimientos sin que nos demos cuenta tienden a timarlos y nos hacen vernos mal cuando creemos haber superado los rencores anteriores. Es un momento en el cual el tiempo no logra acomodar equilibradamente lo decimos con lo que hacemos.

Vivir este tipo de sin sabores es estar en constante sufrimiento, es estar mal desde la misma raíz sentimental, es desconocer lo que realmente somos y buscamos en estabilidad sentimental por eso considero que existe tiempo y momento para afrontar los propios sentimientos sin miedo para que no terminen por timarlos o vernos la cara y tengamos que buscar justificarnos sin realmente aceptarnos tal como somos. El pasado si bien es cierto duele pero también produce placer el recordarlo y depende mucho en el cómo nos fue en la fiesta.

Es probable que mires a tu alrededor y que todo esté bien, pero que de repente sientas una profunda tristeza que te invade al recordar lo que fue y ya no será jamás, como también es probable te llenes de culpas porque es duro reconocer que si algo no funciono en ello tenemos cierta responsabilidad. De lo que si debemos estar conscientes es que si la tristeza se vuelve compañera inseparable en los sentimientos quiere decir que estamos fallando de la peor manera en ser felices sin importar la persona con la que estemos. Los resentimientos siempre son malos consejeros, nos complican la existencia, nos marcan caminos que no deberíamos transitar y sobre todo que echamos culpas a destajo, tachando de egoístas a las personas que nos dieron un poco de su tiempo cuando en realidad el espacio y tiempo no prospero como deseábamos.

Lo cierto es que es muy duro vivir en el vaivén de las emociones no aterrizadas adecuadamente, se pierde la realidad en la convivencia sana, produce tristeza y enferma al espíritu. Todo se da cuando dos espíritus no son compatibles y a base de convivencia permanente se quiere hacerlos coincidir en sentimientos, olvidando que para los espíritus es importante comprenderse antes que entenderse y que esa es la llave de la felicidad, de la reconciliación cuando no se logro el equilibrio en opiniones, sobre todo con nosotros mismos.

Dos espíritus incompatibles son irreconciliables desde un principio de la relación y van surgiendo los problemas conforme se encuentren más tiempo cerca, además van cerrando puertas creyendo que eso los librara de una sana convivencia, pero eso está lejos de la realidad cuando deciden compartir su relación mutuamente. En ese instante surgen las heridas por las que se desangra el poco amor que pudiera haberse acumulado y es una herida que conforme pase el tiempo se irá haciendo supurosa hasta terminar por asfixiarlos, envenenar el aire que consumen por encontrarse siempre abierta, lacerante, latente que ni el llanto podrá amortiguar ese dolor y en una mera reacción de impulso romperemos una plática sin razón aparente al querer salir sin saber porque lo deseamos tanto. No nos damos cuenta que cuando los espíritus son incompatibles nos estamos consumiendo por dentro y cuando este se marcha, estamos añorando un pasado “Masoquismo puro y llano”

El miedo a la soledad, el afrontar con madurez los deseos insatisfechos, el destino sentimental que no logramos arrancar en aquello que no puede ser para mí porque no significa equilibrio emocional sino placer sin control. Es por ello que si el otro espíritu no es adecuado a ti, mejor quítate, tira la llave y no quieras meter candado en esa relación.

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