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Filosofía marismeña

Cantarle al amor

MDH Ramón Larrañaga Torróntegui

Martes, 21 de Febrero del 2017. 1:47:38 pm

Letra más grande

Las gentes que me conocieron cuando niño, suelen decir que tenía demasiada imaginación y me ocupaba muy poco de las cosas frívolas.- Escribía canciones y las cantaba con mi guitara (Nunca aprendí a tocarla, solo la rascaba en chanta tu chanta, era suficiente) En ellas desnuda mi alma, mostraba los sentimientos, sueños, lo que amaba, detestaba.

> Abría mi corazón para posteriormente llevar las palabras a mi boca. Sueños hechos letras en canción que alimentaban el alma.- Jamás deje de soñar.-Canciones tristes para consolar al corazón herido, letra sincera para contar la historia.- Triste y alegre para poder reír en el mismo canto. Las noches a veces eran largas, otras cortas, unas en silencio, otras amorosas revoloteando en la cabeza.- El beso en la mejilla ajena, la ausencia de la amada, la insistencia en que sus ojos me miraran.- Silencio, insistencia, y voluntad errante.- ¿Qué no compuse o cante? Los suspiros esperados de la una mujer amada, el misterio de sus besos, la boca dulce y amarga que llenaba los instintos.- Historias pasadas.- Indomables en la mente.

La niña que me rechazaba, la dama que miraba en el cine y lo besaba, la mujer que hechizaba a su marido, la que aparecía con la luna, la bravucona con pistolas a los costados que dominaba a los hombres vestida como ellos. Qué risa me dan mientras escribo.- Escribir promesas en amor sin conocerlas, mostrar carencias en cariño sin faltarme.

No puedo negar, era la imaginación de la que me hablan, de esos dones escondidos que la gente cree vienen contigo como a otros les indilgan que son capaces en hacer milagros o adivinan lo que va a pasar.- Diferentes cosas, pero un mismo corazón inquieto.- Polvo/carne/hombre/polvo. Un poco ilustrativo pero es mera osadía el usar cuatro puntos en símbolos representando la franqueza en la que abro mi corazón cuando redacto sin límites solo los que me otorgo a sí mismo.

Soy dado a compartir mis sentimientos, es una vieja costumbre que adquirí cuando niño, mucha de la información podría ser catalogada como personal, pero eso es absurdo. Ser persona que camina en santa paz aunque nadie la tome en cuenta, implica abrir el alma con osadía. Amar lo que se dice, luchar contra el dejar en escribirlo.- Hacer una guerra de amor sin cuartel para que los ojos de las otras personas lean, vean que las manos son fieles obedientes al alma, que abren las puertas mediante las teclas que tocan las yemas y aunque el tema sea intrigante, no llegue a molestar.

Soy de las personas que solo creen en lo que ven sus propios ojos (Pleonasmo), o lo que sus manos tocan, su olfato detecta y para confirmar hago preguntas. En estos tiempos quien no pregunta se queda como tonto. Ni el sabio sabe tanto como lo que estamos viviendo a menos que se tome porque estamos locos de remate.- Que injustos somos.- Pido permiso para volverme ese tipo de loco, el que poco conoce pero se defiende un poco, el que entiende el destino de las cosas porque busca estudiarlas a fondo. El que acepta su destino al comprender que nadie es inmortal o para siempre.

Como olvidar mis primeros escritos en canciones, si las compartía con los perros que me acompañan a la milpa, el primer encuentro con la joven de 13 años, sentados platicando sin tocarnos, su discreción en la plática, la cordialidad de sus padres, los argumentos aprendidos para deleite del este poeta errante. Un romántico escribano el cual era fácil emocionar para salir corriendo a escribir el sentimiento que brotaba, la emoción que lo embargaba, la felicidad, los ojos brillantes, la mirada tierna, el poder del primer sentimiento que sobrecoge y produce excitación.

Pasan los años, regresas y la vez como una amiga de la que creías estabas enamorado. Comprendes que fue la niñez y que la juventud trajo la sabiduría en separarte, volverte distante, bajarle a los sentimientos, a esas pequeñas complicidades que piensas dejaste escapar.

Cuando joven la valoras y te dices: Que mujer tan hermosa, me casaría con ella, los demás te envidian, no dejas que nadie se le acerque, le envías cartas, los motivos de tu amor diciendo que estás loco por ella y te duele verla lejos. Tomas la guitarra y cantas los versos, lo que sientes, ese cariño, el agradecimiento a la vida por haberla conocido.- No, lo puedes evitar, sabes lo que se siente en ese primer amor.

Ella esta joven, bella, le sobran pretendientes, tú le ofreces lo que tienes, si no eres guapo cuando menos versos o la mareas creando mera ilusión buscando la oportunidad en robar un beso.- Ella es joven, bella, sana, de mirada limpia.- Sabes que si no te apuras te la arrebataran, pero te falta valor para decírselo, no dejas ocasión en cantarlo, no niegas tus galanteos hasta molestarla si es preciso.- Así, es el amor. Duele cuando cantas, lloras estando solo, se vuelve deseo, devoción con la muy personal forma en expresarlo. Yo, lo hacía cantando y componiendo estrofas mal tocadas en una guitarra que adquirí por dos gallinas y solo aprendí a rascarla.

Las muchachas jóvenes, saben que merece ser amadas y cuidan a quien escoger, los van controlando en sus virtudes, van frenando. Ya madura puede que lo haga a su manera cuando reanude su marcha a unos les dirá que "Si" a otros "No" Ya saben amar y es difícil engañarlas, aprendieron que al amor no se le abandona, que se acaba sin saber ¿Cuándo?, y no están dispuestas a esperar.- Escoge y vive, deja en malgastar los años, espanta a los fantasmas, esconde sus miedos "Vive".

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