MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Quisiéramos recordar para recoger los dulces de las piñatas aquellas que dejamos en un pasado cercano. Vivir esos instantes nuevamente recordando con gratitud los seres que han estado en una etapa de la vida en nuestra historia. Quienes llegaron y se fueron junto con los años en un lugar y en un espacio. Los juegos en la esquina de la casa con los amigos, amores, familia los que perdimos recíprocamente.- No creo en un pasado olvidado, siempre se recuerda al que se fue inesperadamente, con el que caminamos un trecho de la vida, con quien jugabas a tientas y a locas cuando niño, con el que se vivió en los errores y los abismos temerosos.
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Crecemos con mentiras y aunque sabemos la verdad la vamos ocultando, sabemos lo que se siente, lo que deseamos, amamos pero aprendemos de nuestros padres el refrán de que "ojos que no ven corazón que no siente" que es lo mismo que decir "oídos que no escuchan, no saben". Hablar con la verdad es dejar salir a la luz lo que no queremos reconocer, aceptar, manifestar con palabras. El amor es complejo, lo escondemos y nos produce incomodidad al ser una energía estancada que no quiere ser reconocida para no hacerse cargo de la misma. De una u otra manera sale, se manifiesta, se pone al desnudo.
Exigimos amor y nos sentimos víctimas, exclamamos te quiero y somos hipócritas (Engañamos) Por eso es necesario vivir con un mínimo de sinceridad personal. En la relación sentimental el mentir se ha hecho como un bien necesario "Una comedia" Fingimos amar entre mentiras, engaños, embustes ocultando los verdaderos intereses que se encierran en la relación. En ¿Qué hemos fallado? Consumista de amor, falta en lucidez, mala formación, interesados en nosotros mismos. En el fondo somos personas que no estamos terminadas en construir. Ofrecemos promesas que no son sinceras, oímos pero no escuchamos. Nada escapa, todo está presente y no tiene fin, es algo de lo que crees has escapado y nuevamente sale a tu encuentro volviendo al círculo de la vida. Vuelve sin llamar, está presente sin ser requerido.
Un día molesto se marchas y otro quiere regresar sin saber a qué o para que, solo es un impulso con o sin reflexión. Se enoja y deja en pensar en ello, pero no olvida, sabe que no volverá pero la mente le hace que esté presente como si hubiera vuelto. Por fin regresa, da un beso y abrazo cariñoso, muestra la sonrisa, el entusiasmo y asegura que todo ha quedado olvidado. Busca alcanzar lo que anteriormente no fue capaz en hacerlo. Lo va alcanzando y no faltan los mismos problemas, la misma lucha que antes lo inquietaba he hizo se marchara.
Quiere pero no puede, está cansado, aprendió a guardar silencio en la molestia para no dañar. Este confuso. Busca aclarar las cosas, los malos entendidos, las incertidumbres no claras. Emana de su intelecto la gratitud por la persona aquella, la abrazas nuevamente, llora en silencio su alma al no entender la respuesta que de sí mismo esperaba. Ella toma sus manos, las acaricia, pregunta el porqué de la molestia y no recibe respuesta. Lo quiere pero no le escucha, le pregunta pero no contesta. Él sabe que desea acompañarla por la vida pero ella no entiende el mensaje al ser impulsiva y no está al tanto en como dejar en serlo.
Le vuelve a preguntar ¿A que he regresado? Tal vez a nada o a todo por no estar preparado para entenderla: para saber los motivos que tiene su corazón para no verse acompasado con el suyo. Se agita molesto ante su presencia o al solo distinguir su cara. Ama.- Pero la bruma no permite ver el claro mensaje conjugado. Le da un beso con la esperanza que la bruma se disipe, la tranquilice, le permita liberarse de lo que le aqueja en ese instante. Ella sabe que ha vuelto y, el espejismo del mal entendido se ha borrado, que está de vuelta como melodía de amor en primavera.
Vuelves al estar conforme con lo que ella es, lo que alienta su presencia, le produce gusto acariciarla, sus ojos emiten una mirada luminosa la cual penetra su alma logrando estremecerla. Alrededor la noche hace presencia y solo se escuchan los sonidos de dos almas acompasadas. Los motivos de la discordia dejan en sonar volviéndose rítmicos. Es una noche clara, sin nubarrones que presagia amor desafiando el nuevo amanecer armonioso en una convivencia perfecta. Una melodía de amor, una nota musical rítmica que sale en medio de dos corazones que han logrado nuevamente acompasarse en ese tierno sentir dándose cuenta en que eso es lo que realmente ama.
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