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Filosofía marismeña

Pagar y rogar

Ramón Larrañaga Torróntegui

Sábado, 17 de Junio del 2017. 8:13:05 pm

Letra más grande

Se sentaron en la plaza. Yo, estaba cerca y pude observarlos con detenimiento. Ella, entrada en años (50/60), se notaba que usaba una faja reductora, su vientre aplanado y el resto de su carne desbordándose hacia arriba, haciendo más evidentes lo gordito de sus brazos; estaba recién bañada, perfumada (su aroma era de perfume fino), maquillada (Un poco exagerada) y su cabello en color negro oscuro (Pintado) recogido en mechón. Vestía un pantalón de mezclilla fina, blusa en color menta con flores blancas, si no el más bonito, por lo menos estaba nuevo.

> A leguas se veía que ella derrapaba por él, cayendo en el lugar más común, su mirada no sólo brillaba, irradiaba y lo miraba fijamente. Pero él ¿quién carajos era? Para empezar olía a cerveza, sí, su tufo me llegaba y eso que había un metro de distancia entre nosotros, llevaba bermudas, chanclas tipo Aloas y una vulgar playera blanca manchada de salsa; sus tenis pretendían ser blancos, más desgastados que sus calcetines percudidos. Estaba despeinado, y su cara brillaba de sudor y grasa. Él no le dirigía la mirada, pero sí me fijé que fue ella quien le dio dinero para que comprara otras cervezas en un súper que estaba enfrente. Él se veía más joven.

Al escuchar su plática: Él le estaba recriminando que no había llegado a tiempo para que se encargara del asunto y que tuvo que pagar la cuenta uno de sus amigos con quien se estaba echando unos ostiones, camarones y cerveza. Ella se justificó con que se estaba bañando a la carrera y salió corriendo a la cita, ella se deshacía en disculpas, se veía que no encontraba ideas en cómo justificar y aplacar el enojo de su amado. Por fin este muy serio volteo a verla y le soltó un ultimátum en donde la amenazaba que sería la última vez que esto pasara o que si no era así, mejor ahí le paraban. Ella se veía angustiada. Él le repitió que ni aunque chilles volveré contigo si me la vuelves hacer.- Me dejaste como un pendejo con mis amigos, yo los invite y al final ellos pagaron.

En eso estaban cuando escuche que el tipo eructo saliendo un olor a camarón perdido y ella abiertamente así sin decir agua va se le prendió en la boca dándole un beso prolongado.- Que pena, me dije. Yo pensaba que ella sacaría un poquito de dignidad, se levantaría y se marcharía, pero no.- Hizo lo contrario, se dejó seguir siendo maltratada, humillada, festejándole a quien veía con cara de adoración. En eso estábamos cuando frente a nosotros se subió a la plaza una muchacha de muy buen ver con short entallado, de esas que roban la mirada por su cuerpo, juventud, cara, sonrisa, vientre plano, sin faja reductora, pelo pintado de negro y mostrando una inusual coquetería sexual con un piercing en el ombligo. La mirada del tipo se le fue encima como si estuviera comiéndose los camarones en época de hambre.- Se veía que saborea la imaginación con ella.

La otra señora se entretenía checando su celular, mientras el tipo checaba otra mercancía.- Les digo, fui testigo y no de Jehová. Por fin la señora se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y aun así, se quedó callada. Ella le decía que pronto le compraría un carro con un dinero que le iban a entregar en la secundaria en donde trabajaba como maestra.- Este le contesto que ojala se apuraran porque estaba cansado de andar en camión y que era más fácil llevarla al motel.- Ella desvió la mirada a su alrededor tratando en ver quien había escuchado.- Era evidente que sabía que yo había escuchado al estar tan cerca.

No quería entrar en reflexionar este detalle porque hay muchas mujeres por ahí que así se comportan y más de alguna se puede molestar pero me dije que lo escribiría porque la pendeja de la doña daba pena, manteniendo a ese fodongo, pagándole, comprándole carro.- No cabe la menor duda que la falta de auto estima hace que algunas mujeres se descarrilen y sean la vergüenza de otras.- Créanme, nadie es necesario ¿Lo necesita? Qué no ve que ni siquiera la respeta.

Nadie habla de intimidad en medio de la calle y menos diciéndole para llevarte al motel, eso no es amor, no sé qué sea, pero definitivamente no es amor; ¡huya señora! Y, dicen que en la vida real no pasa esto.- Por eso lo estoy escribiendo. Era un sábado por la tarde (Mediodía) para ser exactos, esto es para aquellos que creen que estoy inventando esta historia.- Se dio frente al restaurante del Chalio.- El muchacho era un macho cabrío que vendía cara su razón sexual, ella no era atractiva, ni joven, ni siquiera un buen lejos le favorecía.- El la atacaba y ella ni se inmutaba, estaba discapacitada del cerebro. Así se les presenta la vida algunas mujeres cuando pierden la armonía y no controlan sus ganas en ser normales, por eso me dieron ganas en escribirlo.

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Comentarios

jajajajajajajaa

2017-06-18 11:31:13

jajajajaja....cuando escribes... "escuche que el tipo eructo saliendo un olor a camarón perdido y ella abiertamente así sin decir agua va se le prendió en la boca dándole un beso prolongado"... jajajajajaja
Que pinche asco.... y que triste realidad.
La novelita común de una fracasada y un perdedor.
Bien lo definía un clérigo sabio: "Los humanos se mueven por lo superfluo, lo vano y lo frívolo".

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