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Con precaución

Ahí viene la corriente de agua

Sergio Mejía Cano

Miércoles, 19 de Julio del 2017. 7:59:07 pm

Letra más grande

Son aproximadamente las 13:25 horas de este pasado martes 18 del presente mes y comienzan a caer gruesas gotas de lluvia, varios vecinos empiezan a poner unas esclusas en sus puertas y cocheras, otros ya las tienen semi permanentes y unos más ya fijas para siempre, porque en las inmediaciones de la estación del ferrocarril es común que con cualquier tormenta de más o menos intensidad se inunden las calles de tal manera que de no ser ahora por estas esclusas, el agua entraría a raudales a los domicilios.

Sin embargo, aun así nos dimos a la tarea de levantar del piso todo lo que pudiera mojarse en caso de que llegara a entrar el agua a los domicilios debido a que ha habido ocasiones en que la corriente de agua ha rebasado dichas esclusas que por cierto no son del todo seguras porque la fuerza del agua encuentra recovecos por donde filtrarse.

Esto es común y cotidiano hacerlo cada temporada de lluvias, ya es una costumbre que los vecinos de las inmediaciones de la estación del ferrocarril sepan que después de una gran tormenta a veces se tenga que secar y limpiar la casa, por lo que hay que tener listos los utensilios necesarios para el aseo posterior a una fuerte lluvia.

Pero, ahora se ha documentado que hay zonas de la capital nayarita que se han inundado recientemente y que antes no se anegaban, ¿por qué hoy se llenan de agua zonas que antes no? Es obvio que algo se ha hecho mal; como por ejemplo, la calle Zapata oriente entre la Guadalajara y la vía del ferrocarril mientras estuvo empedrada jamás se inundaron las casas de ese asentamiento humano; sin embargo, desde que se le pusieron planchas de concreto hidráulico a la calle Zapata ya fue otro cantar, pues con cada lluvia de mediana intensidad se ha inundado a tal grado que ahora las puertas de entrada de la mayoría de las casas de ahí parecen ventanas, pero con sus escalones tanto para entrar como para salir, debido a que los vecinos tuvieron que poner mejor una barda que una esclusa.

A la calle Zapata se le han hecho muchos arreglos y ninguno ha servido, pues se sigue inundando cada vez que llueve. Dicha calle hace una especie de columpio y precisamente a la pura mitad de la calle se le hizo una alcantarilla de banqueta a banqueta, pero no da abasto a todo el caudal que baja de la calle Guadalajara que si bien también tiene rejillas absorbentes, tampoco dan abasto para tanta agua que baja del centro de la ciudad.

Al estar observando cómo iba subiendo gradualmente la corriente de agua por la calle donde vivo, ya no me extrañó mirar todo lo que arrastra el agua, pues siempre se ven hojas grandes y chicas que tumba de los árboles la misma lluvia, pero lo que más lleva la corriente de agua es basura al por mayor y de todo tipo, ya que se miran bolsas de plástico algunas vacías y otras aún con algo de basura en su interior, botellas vacías tanto de agua como de refresco u otra bebida, cartones, recipientes desechables en donde despachan comida para llevar, pañales desechables claro que desde luego ya usados, envases de cartón y plástico, bachichas de cigarrillos, etcétera.

Y si bien la recolección de la basura es muy regular por esta zona de las inmediaciones de la estación del ferrocarril, es común que mientras no pasa el camión recolector, los canes y gatos hacen de las suyas reventando las bolsas de la basura que se comienza a regar en el entorno de otras bolsas; así que cuando llega el camión recolector los muchachos nada más toman las bolsas y las avientan al interior del camión y si la bolsa está rota y se desparrama su contenido mientras vuela al camión, pues ni modo, esa basura ya quedó en el suelo lo mismo que la que ya habían desparramado los mininos y perros.

Así que esa basura que quedó regada en el suelo y que no recogen los del camión recolector, es la que arrastra después el agua de lluvia y por ende la que en dado caso llega a tapar coladeras y alcantarillas y la que logra pasar pues va a dar primeramente a un canal cercano a las vías férreas y de ahí al río Mololoa para contaminarlo todavía más.

Hay vecinas que rocían las bolsas de la basura con agua con vinagre, con cloro o cualquiera otra clase de limpiador líquido con olor a pino u otros aromas, y ya con esto evitan que otras especies no hurguen dentro de las bolsas con basura, a excepción de algunos humanos que buscan en su interior algo de provecho para ellos; pero por lo regular estas personas después de abrir las bolsas las vuelven a cerrar para dejarlas tal y como estaban y sin tirarla.

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