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Con Precaución

Todo lo arregla un buen padrino

Sergio Mejía Cano

Martes, 17 de Octubre del 2017. 7:08:07 pm

Letra más grande

Una frase que circula por las redes sociales que dice que "En la vida no triunfan quienes más estudian, sino quienes mejor se relacionan", me hizo recordar la iniciativa de ley que mucho a pregonado el diputado local Javier Mercado Zamora, en relación a que todo funcionario público debe de ostentar un título profesional y desde luego, trabajar en el ramo que le compete de acuerdo a ese título.

Sin embargo, ¿un título profesional vendría a remediar los males que aquejan a la clase política y por ende a los demás servidores públicos? Porque en nuestro país hay infinidad de profesionistas con título pero que jamás han ejercido la carrera para la cual se dice obtuvieron el título que presumen.

Desde luego que está bien la propuesta del diputado Mercado Zamora porque aparentemente se profesionalizaría el servicio público, pero lo malo está en que precisamente el título no da los conocimientos si estos no se aplican tal y como debe de ser; y peor aún, porque está documentado que en México circulan miles y miles de títulos y cédulas profesionales apócrifos, que mediante diversas argucias fueron adquiridos, ya sea clandestinamente o en las mismas instituciones educativas ya sea por la consabida corrupción que impera en nuestro país o hasta por amenazas a quienes tienen la facultad para entregar dichos títulos y cédulas profesionales.

Buscando en google, se puede entrar a infinidad de páginas de internet que ofertan títulos y cédulas, y si bien algunos de estos portales señalan que son legales, otros abiertamente dicen lo contrario con la advertencia de que podrían pasar estos documentos falsificados en varias partes pero ya no tan fácil en alguna dependencia de gobierno en donde ya se revisan más a fondo. Y obviamente ahí mismo se dice que hay falsificaciones de lo más profesionales hasta las más burdas, y que lo curioso es que hasta éstas últimas logran pasar los filtros de seguridad en algunos centros laborales.

Comentado lo anterior con unos camaradas se llegó a la conclusión de que en realidad un título no lo es todo, y que si hay quien quisiera que todo mundo tuviera un título como profesionista quizás sea porque tiene la convicción de que solamente así se podría destacar mejor en cualquier ámbito; sin embargo, a lo largo de la vida hemos visto que no nada más quienes ostentan un título profesional han logrado destacar en la vida.

Es claro que para mucha gente un título profesional significa más prestigio ante la sociedad, pero quien lo presume ¿en realidad lo habrá obtenido de buena fe? Porque tal y como lo señala la frase citada líneas arriba, muchas de las veces sirven más las relaciones que tener títulos, licenciaturas y doctorados, porque de no contar con un buen padrino de nada podrían servir tantos estudios, y también está demostrado que ha habido entes en el servicio público que sin haber estudiado nada, pero que contaron con alguien que les dio el empujón adecuado y lograron, gracias a esa relación, llegar a acomodarse tanto en el ámbito político como de la función pública.

En los cuentos de historieta de "La Familia Burrón", el gran caricaturista y creador de esta familia, simbolizaba a los señores diputados con sombrero y pistola, pero con un bajo coeficiente intelectual.

Y un claro ejemplo de lo que ha pasado y posiblemente siga pasando en nuestro país lo refleja claramente la película "El mexicano feo", con los actores Erick del Castillo y Raúl Ramírez en donde éste último es organillero, pero resulta amigo de un senador (Del Castillo) y por esa relación de amistad, el organillero sube como la espuma en el ambiente del servicio público tan así, que ya después se le dice "licenciado".

Pero como dijo uno de mis camaradas: ni modo de tener que hacerles un examen a los que lleguen al servicio público y presenten un título profesional ya sea obtenido legal o ilegalmente, porque eso es prácticamente si no imposible, sí muy difícil. Y aquí surge la cuestión de entonces por qué a los profesores sí se les ha obligado a una evaluación y a los demás profesionistas no.

Porque he ahí el servicio médico en donde últimamente se ha visto envuelto en infinidad de negligencias médicas de todo tipo, y se han documentado casos en donde no se atiende a un paciente ya sea por no ser derechohabiente o por carecer de recursos económicos.

Y esto es una clara muestra de que los médicos y enfermeras que niegan atender a un enfermo ponen en cuestionamiento si en realidad tienen la vocación o si estudiaron para atender el dolor ajeno.

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