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Con precaución

Desconfianza y optimismo de los ferroviarios

Por Sergio Mejía Cano

Miércoles, 29 de Mayo del 2019. 9:12:27 pm

Letra más grande

Cuando se supo que se había aprobado la nueva Reforma Laboral y que esta contempla la eliminación de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, gran parte del gremio ferroviario jubilado y pensionado cayó presa del desazón y otra parte se llenó de optimismo; unos por la duda de a ver si los miles de demandas laborales seguirán durmiendo el sueño de los justos o si por fin se resolverán las mismas que ya tienen más de 20 años en litigio, respectivamente.

El desánimo creció debido a que podría existir la posibilidad de que se archiven estas demandas consistentes en faltante de liquidación y ajuste al monto de la jubilación, así como otras prebendas que quedaron sin pagar porque a esta nueva empresa concesionaria no se le exigió que cumpliera con la Ley Federal del Trabajo, sobre todo en su artículo 41 que señala que el patrón sustituto será solidariamente responsable por hasta seis meses en todo lo relacionado en cuestión laboral con el patrón anterior, y pasados estos seis meses, será el patrón sustituto quien asumirá todo lo que dejó el patrón sustituido derivado de las relaciones de trabajo y de la Ley.

Sin embargo, todo esto fue y ha sido hasta el día de hoy pura letra muerta, pues no se le obligó a la nueva empresa ferroviaria concesionaria a cumplir en atender todo tipo de demandas laborales que quedaron pendientes de resolución.

Sin embargo, los que piensan optimistamente tienen la plena confianza de que ya se comienza a mirar la luz al final del túnel, un túnel muy largo que hasta ahora no tiene para cuando termine su longitud, porque el sindicato ferroviario se ha estado oponiendo férreamente a que se solucione el vía crucis de todos los empleados ferroviarios que quedaron en la calle con la concesión a la Iniciativa Privada (IP), a pesar de que la Ley Reglamentaria del Servicio Ferroviario señala claramente que al momento de una concesión a la IP, los trabajadores ferrocarrileros no se verían perjudicados en sus derechos y prerrogativas laborales, sin embargo, esto fue lo primero que sucedió, ya que al inicio de la concesión quedó desempleada un aproximado del 60 por ciento de la planta laboral, y en dos años más, quedó reducida a un 20 por ciento de los trabajadores antiguos, para ir contratando nuevo personal paulatinamente según lo requirieran las condiciones de trabajo respecto al flujo de mercancías por acarrear.

Y no nada más perdieron los trabajadores ferroviarios su derecho a seguir laborando con la nueva empresa, sino que los que quedaron en servicio perdieron todas las conquistas laborales, así como prebendas y prestaciones por pagos dobles, continuados y adicionales y además, perdieron también su derecho a la jubilación como se estilaba desde antaño.

Y precisamente debido a que se aprobó la nueva Reforma Laboral, fue que se comenzó a pelarle al sindicato ferroviario el que ya no se siguieran descontando cuotas sindicales a los jubilado, ya que de acuerdo a los nuevos estatutos sindicales los jubilados ya no están contemplados como agremiados o miembros del mismo desde el año 2000, sin embargo, el sindicato les sigue descontando una cuota mensual correspondiente al uno por ciento de lo que perciben los jubilados.

Y como ahora se habla de que sí será verídica la libertad sindical y de que los líderes tendrán que transparentar todos sus movimientos económicos, por eso se tiene la base para que ya no les siga descontando el sindicato a los jubilados una cuota mensual porque ya nada tienen que ver con dicha organización sindical.

De hecho, varias organizaciones particulares de jubilados ferroviarios han manifestado que en los estatutos sindicales se señala únicamente como sus miembros a los trabajadores activos, y a los jubilados no se les contempla para nada, pues ni siquiera se les nombra en absoluto.

Antes del año 2000 los jubilados ferroviarios ya eran discriminados, ya que los estatutos los nombraban como miembros del sindicato pero sin derecho a voz y a voto, sí podían asistir a las asambleas pero tenían que permanecer como monos de palo.

Y tan despreciados fueron siempre los ferrocarrileros jubilados que cuando había revisión del Contrato Colectivo de Trabajo, jamás se les tomó en cuenta para ajustarles el monto de su jubilación, por lo que debido a la inflación monetaria que comenzó en 1976, dicho monto económico de la jubilación se fue rezagando de tal manera que llegó el momento en que no llegaba ni al diez por ciento de lo que ganaba ese jubilado cuando era trabajador activo.

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