“La corrida”, forma de vida para trabajadores transfronterizos

Notimex/El Sol de Nayarit

Viernes, 10 de Enero del 2014. 4:40:37 pm

Letra más grande

Decenas de trabajadores transfronterizos emprenden cada año una migración temporal hacia el norte de California y otras regiones de Estados Unidos, para seguir lo que se llama “la corrida” de trabajo.

Esa traslación acontece en los momentos en que ya se ha levantado la cosecha en el sur de California y en el Sur de Arizona.

En las comunidades asentadas en el límite entre México y la Unión Americana, se llama a los trabajadores transfronterizos o emigrados, que residen en el lado mexicano para esas labores.

Muchos jornaleros agrícolas mexicanos permanecen algunos meses en México e incluso se ajustan a las pensiones provisionales de desempleo, pero otros prefieren seguir la ruta de trabajo hacia el norte, conocida también como “La Corrida”, porque significa correr hacia el norte en busca de trabajo.

Sobre las motivaciones, Augusto Hernández, emigrado residente de la colonia Burócrata de esta frontera, aseguró, "si tienes compromisos fuertes, como haber comprado un carro o una casa, algún familiar enfermo, tienes que seguir trabajando".

Agregó que también hay gente que no le gusta meter solicitudes de desempleo cada año, porque eso reduce la cantidad que pueden obtener mensualmente por concepto de jubilación cuando sean viejos.

Mientras que el verano riguroso golpea con altas temperaturas la frontera con México, en el norte del vecino país, en estados como California, Washington y Oregon, entre otros, las temperaturas frescas permiten la cosecha de diversos vegetales.

En cuanto a la vida en esos lugares, Rogelio Reséndiz, emigrado dedicado a la pisca de lechuga, comentó que quienes vayan tienen que organizarse bien, porque en los lugares por donde sigue la "corrida" la vida es muy cara.

La renta de una casa de una recámara puede costar más de 700 dólares por mes en el norte de California, indicó, por lo que debes juntarte con otros dos o tres trabajadores para alquilarla.

"La otra es que lleves un auto grande para dormirte en él, obtener un campo en un galerón de los ranchos o rentar una casa móvil", expresó. En lo particular prefiere organizarse con otros para rentarla.

Refirió que los barrios donde viven los trabajadores pueden estar alejados del sitio de empleo, lo que implica un gasto extra de gasolina, la cual es cara en ese país, además de que la alimentación, servicios públicos y cualquier producto tienen precios elevados.

"De todos modos te queda, si te ajustas, pueden quedarte mil 300 o mil 400 dólares al mes, en lugar de agarrar 200 dólares a la semana por el desempleo si te quedas en México".



Una vez que regresa el invierno a la frontera con México, esos trabajadores retornan y se quedan entre octubre y marzo del año siguiente, trabajan en esta región, para después continuar con el ciclo migrante del norte si así lo desean en la próxima temporada.

Es indudable que la presencia o ausencia de estos trabajadores transfronterizos tiene múltiples efectos en la vida diaria de esta frontera de Sonora, pues cuando no están disminuye el tráfico urbano de autos y las ventas en el comercio, por lo que a la temporada de calor se le llama "el piojillo".

El presidente de la Cámara Nacional de Comercio local (Canaco), José Torres Gutiérrez, reconoció la gran aportación en dólares que hacen estos jornaleros cuando permanecen en esta zona durante el invierno.

Expuso que históricamente la población de emigrados es muy importante para el desarrollo económico del sector comercio, servicios y turismo, al grado de que también es uno de los motores principales de la economía.

Para los propietarios de los establecimientos comerciales, es un reto atraer a los emigrados y lograr que compren localmente durante su estancia, pero tienen una dura competencia, pues ellos poseen documentos para cruzar y comprar al otro lado.

Además, promotores culturales oficiales y particulares de la localidad, como Manuel Cuen y Martín Corella, coinciden en que ese ir y venir de connacionales entre ambos países imprime un sello especial a la vida en las comunidades fronterizas.

Cuen refirió que su influencia se observa en el spanglish -mezcla de español e inglés que se habla en la frontera-, la evolución e intercambio de sabores en las comidas y obviamente en las costumbres y festividades.

Obviamente esa influencia se observa también en el arte y la cultura, en las cuales los paisanos parecen tener un apego a lo nacional como una manera de permanecer en su identidad donde quiera que se encuentren.

Por lo pronto, con la llegada del invierno los trabajadores transfronterizos estarán mayormente en esta región limítrofe, en espera de tomar la decisión el próximo año sobre si permanecer en su patria o seguir la aventura anual.