Fisicoculturista casi pierde los brazos; quería parecerse a Hulk

Redacción/El Sol de Nayarit

Martes, 5 de Mayo del 2015. 1:38:44 pm

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La historia de Romario Dos Santos Alves comenzó como la cualquier muchacho que decide comenzar a ejercitarse y acude a un gimnasio, pero en el caso de este joven este saludable hábito se convirtió en un obsesión que casi lo lleva a perder sus brazos.

Y es que poco a poco, fue creciendo su obsesión por obtener una musculatura como la del personaje “Hulk”, el increíble hombre verde, y aunque veía trabajaba duro no veía mayores resultados.

Dos Santos notó que sus compañeros lograban con más facilidad que sus músculos crecieran y decidió acercarse a ellos para pedirles consejos. Los hombres le confesaron que además del ejercicio, ellos complementaban su rutina con una especie de “suplemento” llamado Synthol.

Fue entonces cuando el joven decidió inyectarse el poderoso relleno sintético directamente en sus biceps, sin considerar los efectos negativos que terminaría causando en su cuerpo.

"Mis músculos comenzaron a solidificarse y no podía siquiera inyectarme los brazos, estaban llenos de piedras. Decidí que lo único que podía hacer era comprar agujas de especialistas para poder inyectarme. Sé que suena estúpido, pero era lo único que podía hacer para tener mi Synthol", declaro Romario para diario británico Mirror.

Cuanto más se inyectaba la sustancia, más perdía fuerzas, pues se había vuelto adicto a ella, lo que lo llevó a cambiar su personalidad e incluso tratar de quitarse la vida cuando su esposa tenía 6 meses de embarazo.

Fue su propia esposa quien lo internó en una clínica donde le dijeron que debido al abuso de la peligrosa sustancia corría el riesgo de perder los brazos ya que el líquido que se inyectaba se le había cristalizado en los músculos. Para ese momento sus bíceps medían 64 centímetros de diámetro.

"Finalmente, gracias a Dios, el médico me dijo que no habría que amputar. Podrían remover el Synthol solidificado que se había formado en mis brazos", contó Romario.

"Quiero que otras personas vean los peligros; podría haber muerto solo porque quería músculos más grandes. Simplemente, no vale la pena", confiesa avergonzado mientras recuerda la amarga experiencia.

Fotografía: Infobae