Lic/El Sol de Nayarit
Quien puede venir aquí y decirme que Dios no juega futbol, tan convencido estoy que lo ha practicado que se dio el tiempo de visitar la Costa de Nayarit donde a un pequeño de apenas 4 años originario de Ruiz le dio la fortaleza y la paciencia para jugar el deporte más hermoso del mundo, este donde se juega la piel y se vive como un Guerrero, el futbol.
Paul Rigoberto Jiménez Luna mediocampista de los Coras del Deportivo Tepic, quien viste la camiseta número 33 es ese pequeño que ha sabido estar dentro de este deporte con humildad labrándose un camino lleno de oportunidades en una tierra desierta para aquellos que desean crecer en este deporte, señalo esto ya que no existe una liga de futbol en Ruiz parecida a lo que tenemos en la capital Nayarita, los niños allá juegan la típica cascara en la escuela a la hora del recreo, no hay más; en Ruiz hay un torneo cada verano es libre ahí me empezó a meter mi papá a los 12 años, el equipo se llamaba en ese entonces Pollos el Granjero, hoy Deportivo Marcilla, mi padre fue muy criticado porque estaba muy chico en comparación con los demás pero jamás me rajé, siempre jugaba con más grandes que yo, me encanta jugar en mi pueblo.
Con un ¡ya vente! pasada las 10 de la noche la madre de Paul le avisaba que ya era tarde para andar en la calle, para fortuna de nuestro jugador Cora y envidia de muchos la cancha de futbol de su colonia El Cerro era ni más ni menos que su patio, era tan fácil estar ahí toda la tarde peloteando jugando cascaras con los grandes, hasta que mi mamá me hablaba para cenar y bañarme, y es aquí donde entra uno de tantos datos curiosos del futbolista, cuenta que le daba miedo bañarse a esa hora porque como buena casa de rancho como lo dice él, el baño estaba afuera y tenía que salir a bañarse, mientras tanto en su memoria se venían un sinfín de leyendas y cuentos de terror que le provocaban en algunas ocasiones llevar seguridad hasta el baño, la compañía de su madre, que en repetidas ocasiones y como castigo por no hacer caso al tercer llamado del ¡ya vente! lo dejaba ir solo.
Cobijado por el cariño y humildad de su familia hubo un momento en la vida de Paul que tuvo que probar que traía en los taquetes, razón por la cual se traslada por invitación previa a la Ciudad de Guadalajara, equipo el Atlas. llegar de mi rancho sin ninguna experiencia, sin nunca haber entrenado y a una ciudad grande fue mucho; cuando estábamos en las pruebas muchos burlaban de mi, de ranchero no me bajaban y uno solo iba a dar su mayor esfuerzo, pude quedarme pero al final me regresé porque era muy chico para estar solo allá.
El deseo de cumplir un sueño y reafirmar que esto era lo suyo Paul se incorpora a Cañeros Xalisco a sus 17 años, equipo donde recibe el apoyo del Profesor Serafín quien lo mandó a Dorados, habíamos hecho un bien torneo y se me dio la oportunidad 6 meses en el 2007; para el torneo de clausura 2007- 2008 se integra al equipo de Segunda División Merida F.C. equipo donde tuvo una participación considerable.
A sus 20 años y estando a préstamo en Playa del Carmen la historia de Paul tiene un giro que va combinado con el deseo de una familia, recién casado y a la temporada siguiente nuestro Medio se da cuenta que su esposa Zaira está por darle el regalo más preciado, una hija Paulet, razón por la cual Paul no quiso irse a terminar la temporada, no podía llevármelas, ese año su equipo quedó campeón contra Loros Colima me dolió no estar en esta final, la temporada siguiente volvió y ascendió a Primera División A. Después de ese logro Paul toma un receso inesperado.
Era muy difícil ir y venir con la familia, busque algo aquí cerca, me decían que me fuera a Ensenada donde iba haber una segunda pero decidí no ir y me quedé en Ruíz a empezar de nuevo, de cero
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Después de casi un año y medio inactivo Paul extrañaba ese mundo que conoció y que al inicio le parecía todo un gigante por su inocencia. Fue cuando el Pecas un amigo de la familia le habla para ver la posibilidad de volver a jugar profesional, comenzó a cuidarse y redoblar esfuerzos me enfermé por lo inactivo, pero eran más las ganas de regresar y poder jugar en mi Estado, quede en los Coras; hoy para mi ver el estadio casi lleno y con la tribu apoyándonos eso me motiva mucho más. Me duele no ser titular indiscutible porque a veces la familia hace un esfuerzo por venir y no pode verme jugar, pero eso sí trato de trabajar fuerte en la semana y si me dan un minuto un minuto lo juego al máximo y lo disfruto; dar el máximo y ser un guerrero no importa donde sea ni contra quien sea siempre dar lo máximo, esto me lo inculcó mi papá.
Conocer la historia de Paul es voltear a ver muchos rostros de ciento de niños de diferentes puntos de Nayarit que aman este deporte y que quizás no piensen que existen maneras para sobre salir en el futbol; es dar un vistazo al verdadero rostro del futbolista del llano, de la cantera, de corazón humilde que se la parte por un balón en cada jugada, sin duda una muestra más de que DIOS ES REDONDO. Me encomiendo mucho a Dios me lo han inculcado mis padres y, a Toribio Romo, Santo de los futbolistas, nunca he tenido una lesión siempre le pongo una veladora antes de cada partido.
Paul Jiménez tiene una historia adornada completamente de sencillez, humildad, espíritu y amor a lo que hace conmovedora sin duda, para aquellos que aún le dicen ranchero o indio aprendamos algo de esta historia de vida que nos permitió conocer el número 33 de Coras y que aun servidor lo llena pasión por este deporte al escribir estas líneas, El futbol significa mucho para mí ahora que volví a las canchas siento que siempre me va a hacer falta el futbol es todo para mi, a parte una forma de alimentarte, es una necesidad, una forma de vida; a todos los chavos que quieren jugar profesional que son de pueblo les digo que jueguen con esa misma seguridad, no hagan caso a la carilla, jueguen hasta cansarse y lograr sus metas, que yo seguiré jugando hasta que ya no meden las piernas.
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