* El joven rojiblanco se estrena como goleador de Primera División y en la recta final del encuentro rescata el 1-1 frente a Puebla
Agencia/El Sol de Nayarit
Todo ocurre en un intempestivo latigazo de emoción. Cuando gira el cuello para cabecear, la mirada sigue la pelota en su viaje hacia la red. Queda tendido cuando escucha el grito de gol. Se levanta rápido y arranca hacia atrás el arco. Tropieza en pleno festejo. Es su primera vez.
El joven rojiblanco se estrena como goleador de Primera División y en la recta final del encuentro rescata el 1-1 frente a Puebla, que deja en el Omnilife una nueva muestra de que la casa del Guadalajara, sea con pasto artificial o natural, no pesa.
El lenguaje del futbol tiene sus propias formas de expresión. El primer tiempo habla, sin necesitar palabras, de un Guadalajara idéntico al de los últimos encuentros, con estéril posesión de pelota, preocupante fragilidad defensiva y casi nulo poder ofensivo.
Luis Pérez, en su regreso a la actividad luego de superar una lesión, le proporciona serenidad al medio campo rojiblanco. Pero no es suficiente. Marco Fabián, cargado a la izquierda como un extremo que no es, termina por perderse en el laberinto de su propio esfuerzo.
Guadalajara cumple con la primera enmienda de su propuesta futbolística: tiene el balón. Pero falla en las siguientes premisas. Es incapaz de generar verdadero peligro de gol, una veces por ausencia de imaginación; otras, por falta de contundencia.
Las carencias en la retaguardia del Rebaño Sagrado son evidentes desde el principio. Héctor Reynoso sufre demasiado con en el espacio largo. Cada balonazo a la espalda de la defensa crea sensación de peligro.
Precisamente en una acción así, el capitán rojiblanco se ve superado y obligado a cometer falta. Parece lejos, pero Matías Alustiza dispara directo. Exige a Luis Michel que se tiende para enviar a tiro de esquina. El corner trae consecuencias.
El cobro viaja por el área. Hay rojiblancos en buen número. Ninguno marca. El defensa Jesús Chávez se levanta solo. Los locales observaban. El cabezazo lleva fuerza. El arquero alcanza a manotear, pero no evita el 0-1, al minuto 31. Una vez más, los dirigidos por John van't Schip tienen el partido cuesta arriba.
La única respuesta rojiblanca nace de un rebote dentro del área que le queda a Carlos Fierro. No conecta adecuadamente. Al remate le falta potencia. El arquero Hugo Hernández, ex de Chivas, controla a dos tiempos, al '40. Guadalajara no genera más.
Para el complemento, el técnico holandés echa mano de lo que tiene. Debe recurrir incluso a quienes vienen de una lesión: Jesús Sánchez, quien apenas el viernes se incorporó al trabajo del equipo, entra al campo con una protección en el codo izquierdo, que se luxó en el partido contra Morelia.
Guadalajara se va al descanso de la liga, por la fecha FIFA del próximo fin de semana, con la tranquilidad al menos de no haber perdido. Pero para que este equipo funcione como se ha prometido, falta mucho por trabajar. Los abucheos son prueba de ello.
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