- Entre avances visibles y retos pendientes, Nayarit busca que la prosperidad deje de ser solo un discurso. El progreso está en marcha; el destino, aún está por definirse.
Valeria Rodríguez/El Sol de Nayarit
En política, es fácil prometer cambios; lo difícil es que la gente los perciba en su vida diaria. En Nayarit, la llamada prosperidad compartida se ha instalado en el discurso político de Nayarit como una bandera de transformación.
El gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero, con el respaldo de la presidenta de México, ha buscado proyectar un modelo de gobierno que, según sus palabras, une a autoridades y ciudadanía en un mismo objetivo: lograr un estado más justo, seguro y próspero.
Lo vemos en los hospitales que hoy ofrecen servicios gratuitos y más dignos, en los caminos que conectan comunidades que por décadas parecían invisibles, en las escuelas que ya no son techos improvisados, sino espacios donde niñas y niños pueden aprender sin que la lluvia o el calor interrumpan su día.
También está en el campo, donde los apoyos llegan de manera directa, sin intermediarios que se queden con la mayor parte. O en la infraestructura que, más allá de las grandes cifras, impacta en la vida cotidiana: un puente que ahorra horas de traslado, carreteras que acercan pueblos y un aeropuerto renovado que promete más visitantes y, con ellos, oportunidades para el comercio y el turismo local.
Claro, aún falta camino por recorrer y no todo está resuelto. Pero reconocer lo que sí se ha logrado no significa cerrar los ojos a lo pendiente, sino entender que el progreso se construye paso a paso, y que cuando se hace de forma conjunta entre gobierno y ciudadanía, los resultados pueden llegar más lejos.
La prosperidad compartida, si quiere ser más que un lema, tendrá que seguir demostrando que en Nayarit nadie se queda atrás, y ya el tiempo dirá si este concepto se consolida como un verdadero cambio de rumbo, y ahí, la ciudadanía tiene un papel fundamental: mantenernos informados, dar seguimiento a los avances y aportar para un mejor Nayarit.
Y es que por ahora, los primeros pasos de la prosperidad compartida, parecen ir en la dirección correcta.
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