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Filosofía Marismeña

Recibir Regalos

MC Ramón Larrañaga Torróntegui

Jueves, 16 de Mayo del 2013. 2:23:39 pm

Letra más grande

Desde pequeños se nos enseña que recibir un regalo, es motivo de gozo. Las oportunidades de recibir la esperamos con ansias. Vamos creciendo, por diversas razones el gozo de estas ocasiones se va diluyendo, y con el acto puro, simple de recibir se van mezclando nuevas realidades; nuestros anhelos se ponen caros y pensamos que “Nadie da nada a cambio de nada” Comenzamos a sentir la presión del compromiso social; si una persona nos da un regalo, tomamos como obligación investigar su cumpleaños para responderle en lo que hizo por nosotros. “A quien le regalan todo, lo convierten en inútil, no le des al que tiene porque lo vuelves soberbio, dale al que no tiene y te lo agradecerá”.

Otro problema que a veces surge en torno al regalo, es el compromiso moral que contraemos al recibirlo. Por eso, se espera que sean sabios y prudentes en los regalos que aceptan: un suéter o un cinturón no se considera impropios, pero una residencia frente a una zona exclusiva de playa, ya son palabras mayores. El lector, tal vez nunca ha tenido que rechazar la dádiva de la que estoy hablando y es en nuestro país en donde con mayor frecuencia se entregan estos obsequios sin que la población logre enterarse, pero tenemos que admitir que en la vida adulta pocos hemos cultivado el arte de recibir con dignidad, cortesía y sencillez, lo que otros no dan. Debemos señalar que en la vida nos toca recibir de todo, es decir, lo bueno y malo “Regalo equivocado”.

Entre lo bueno que recibimos hay cosas que nos agradan, y otras que no, nos gustan. Y entre lo malo, también sucede algo parecido. Hay regalos que odiamos, y otros que nos encantan. Por ejemplo: El tío alcahuete le regala a su sobrino un equipo de computación con juegos electrónicos. El sobrino se pone feliz, pero los padres se sienten mal por el hecho de que saben que ya no será lo mismo en la aplicación de la escuela, si de por sí, ya andaba muy mal con los juegos se pondrá peor en calificaciones. Ahora bien, si al sobrino en vez de juegos le hubieran regalado una enciclopedia, tenga por seguro que no se pondría contento. ¿Cuál de los dos regalos le resulta más útil? Si verdaderamente queremos beneficiarnos con lo que recibimos, es imperativo que aprendamos a evaluarlo con criterio, libre de actitudes y emociones inapropiadas. Aprendamos a evaluar las intenciones de quien nos hizo el obsequio. Esto nos permitirá ser sinceros, correctos, y corteses, cuando nos toque agradecer lo recibido.

No tiene sentido deshacerse en alabanzas por algo que nos han regalado para salir del paso.
Cuando una persona llega y te regala algo sin mayor razón, lo único que se piensa es que esa persona está buscando un beneficio más adelante y por lo tanto es una persona en la que no podemos confiar. Sin embargo, no podremos ser indiferentes ante el regalo barato que recibimos de una ancianita, si sabemos que ella apenas vive con la magra pensión que recibe.

Un regalo así es valiosísimo, porque expresa ese amor puro y abnegado que vale más que oro fino. En pocas palabras, ¿para qué recompensar los motivos bajos, mezquinos, egoístas? ¿Qué es lo que nos permite evaluar las actitudes que los demás adoptan al darnos algo? Sin duda el criterio sano, emana de nuestra relación con las personas. Los sentimientos y actitudes típicos de los seres humanos no son una guía segura para saber recibir. Para ejemplos están los discípulos de “Jesús”, debían estar dispuestos a recibir a aceptar la hospitalidad de quienes fueran " dignos " de recibirlos a ellos. Y esta dignidad se basaba, evidentemente, en la actitud que los habitantes de la casa visitada adoptaran, no tanto hacia la persona de los discípulos, sino hacia el mensaje que llevaban. Si hubieran llevado un mensaje político o filosófico, es decir, algo de origen puramente humano, no habrían tenido derecho a mostrarse ofendidos ante el rechazo.

Hasta el punto de sacudir el polvo de sus zapatos en testimonio contra la familia o ciudad que rechazara las Buenas Nuevas. Aquí surge una paradoja importante: Lo que nos da verdadero valor ante la vida y los seres humanos no es lo que somos, sino a quién representamos. Si nuestra vida la vivimos en nombre del ser humano, nuestros actos llegan a tener una trascendencia que jamás pueden poseer las acciones de quien se representa sólo a sí mismo.

Ese don de los seres humanos, que conlleva el perdón y todos los tesoros sin par de la gracia divina, es lo que nos concede nuestra verdadera dignidad y valor delante de los demás. De lo dicho se desprende la mayor lección sobre el arte de recibir, a saber, que lo más importante en la vida no son los dones materiales, los objetos que con el uso se van gastando, no importa cuál haya sido su valor original.

Lo más valioso en la vida son los dones intangibles que vienen de amarnos, perdonarnos y apoyarnos. ¡Esos sí que debemos agradecerlos sin regateos ni frialdades! ¡Esos sí que debemos atesorarlos y preservarlos con todo esmero en nuestro corazón! Uno de los dones más preciosos en la vida de cada ser, es algo que, cuando lo recibimos, nuestro primer impulso es rechazarlo profundamente ofendidos. Se trata de la crítica que a veces otros hacen de nuestra conducta. ¿Cómo puede la crítica ser un don? Los humanos cuando nos volvemos consientes anhelamos corregir nuestros malos rasgos de conducta.

Contamos con dos fuerzas que se oponen a la voluntad en primer lugar, nuestro orgullo, que nos hace revolvernos como un toro enfurecido contra los cercanos que se atreven a sugerir que nuestra conducta debiera cambiar, reaccionando con la frase: “La zorra, no se ve su cola”. Y esto se debe a que tendemos a reaccionar con orgullo y frialdad cuando nos quieren señalar nuestros errores, ¿Por qué callan? Para no exponerse a nuestra hostilidad, o a poner en peligro su relación con nosotros. Se establece, así, una conspiración de silencio en la cual, tanto nosotros como nuestros seres queridos, optamos por tomar el camino más fácil: el de la inercia, el de “aquí no ha pasado nada, que siga la fiesta” Los enemigos inventan cosas que salen de su propia cosecha; exageran, interpretan mal nuestros motivos, y en vez de ser objetivos, procuran hundirnos con su desprecio y hostilidad. Allí donde el propósito es ser mejores personas, ellos procuran destruirnos.

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Comentarios

Invitado

2013-05-18 13:47:22

UN MASTER EN CIENCIAS ESCRIBIENDO ENDEJADAS EN UN PERIODICO RASCUACHE , NO CABE DUDA QUE NO HAY CHAMBA EN NAYARIT.

Invitado

2013-05-18 13:47:50

EL MASTER CHAYOTERO , JAJJAJAJAJAJAJA

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