Acceder a la Guía

Filosofía Marismeña

Carta A Un Hermano

Ramón Larrañaga Torróntegui

Lunes, 13 de Enero del 2014. 11:04:57 pm

Letra más grande

Querido hermano: Nunca podre olvidar cada uno de los momentos vividos a tu lado, risas y llantos. Pero si de algo estoy convencido es que cuando te fuiste sin duda algo cambió en nuestras vidas, el mundo se paralizó por un momento pero para luego volver a girar de una manera distinta. Se vino abajo por un tiempo, pero nos dimos cuenta que Dios nos puso esta prueba para salir de ella juntos como familia. Y juntos como familia tratar de convertir ese dolor tan grande que nos dejaste en esperanza. Esperanza porque la vida continúa y hay mucho más por vivir.

Nos enseñaste mucho cuando estuviste aquí, a ser libres, a decir lo que pensamos a pesar de estar contra la corriente, a luchar por lo que queremos, a ser valientes, a mirar al extraño con sigilo, a confiar en la vida, a desconfiar cuando es necesario, a ponernos rodilleras por si nos caemos, a volver a levantarnos, a gritar para desahogarnos, a cubrirnos la boca antes de estornudar, a pensar antes de hablar (aunque esto fue y seguirá siendo difícil para mí, tanto como era para ti), a volar sin necesidad de tener alas, a querer de verdad, a entregarlo todo cuando hay que hacerlo, a mostrar el corazón, a llorar sin miedo a que nos vean, a reclamar lo justo, a pelear por lo que soñamos, a sentir y a decir siempre la verdad. Tal vez te faltó un poco enseñarnos a cómo vivir sin ti pero eso no se enseña, es algo que se aprende a la fuerza y si hasta de eso tenemos que sacar una enseñanza, nos enseñaste a seguir creciendo cuando todo parecía estar perdido.

Pruebas siempre tendremos, pero como siempre he escuchado “Dios nunca nos pondrá cruces que no podamos cargar”. Es decir, que todo se aguanta, todo se supera, o mejor dicho, de todo se aprende y podemos adoptar una nueva forma de vivir felices. Y qué mejor ejemplo de que la vida sigue después de que te fuiste. Estoy seguro que desde donde quiera que te encuentres lo que más quieres es vernos sonreír en lugar de llorar, soñar en lugar de dormir, creer en lugar de duda… vivir, en lugar de morir.

La vida seguirá siendo un poco difícil en algunos momentos, pues todas las semanas tienen un “lunes”. Pero también, tienen un viernes, sábado y domingo que todo parece florecer de nuevo. Como la vida misma. Esta semana me puse a pensar en todas las veces que platicamos sobre el hecho de escribir o no en los medios de comunicación y me decías que eso eran voladeras vanidosas, egocéntricas, que las personas no les gustaba leer notas de buenos propósitos.

Que a ellas les importaba quien se volvió infiel, metieron a la cárcel o mato a otra persona. Cada vez que me pasa algo así, pienso unos minutos en esas platicas y después no me queda más que sonreír y hacer notas mentales para el recuerdo. Si no sabes de quién se está hablando, no opines. Puede sonar un poco "maquiavélico" como un día me dijeron por ahí, pero a mis ojos no lo era. Y no lo es. Simplemente es la mejor forma que encontré para canalizar mi tristeza. La misma que se convirtió en añoranza, esa que también mutó y se volvió en un recuerdo vivo. Tal vez empecé escribiendo más seguido, puedo ver ahora los primeros escritos llenos de pena, de melancolía y un poco de ira. Ira hacia la vida que a veces no tiene cómo explicarnos los planes locos que tiene deparados para cada uno de nosotros.

Escribir, no lo quise tomar como un "deber" sino con un "querer". Escribir porque me nacía y no porque tenía que hacerlo, total no fue una promesa firmada con sangre, sino más bien, una promesa con la mano en el corazón. Empecé a sentir lo bien que me hacía saber que algunas personas me leían, otras tantas me decían que ni bien terminaban mis escritos corrían donde sus papás y los abrazaban fuerte (me alegraba saber que aún podían hacerlo), era el motor que me impulsaba a seguir escribiendo.

A seguir contando lo estupendo que fue mí hermano. Lo mucho que me enseñó y lo increíble que es poder seguir aprendiendo de alguien que ya no está presente en cuerpo. Pero estoy seguro que sí en alma. Luego de ello, nunca faltaron esos "Agua fiesta" que me dijeron una y otra vez: oye ya deja en paz a tu hermano; ¿no quieres que por fin descanse?; no lo estás dejando volar; lo tienes atado aquí; a él no le gustaría verte triste... muchas cosas más.

Pero pasaron, y lo que nunca entenderé es que por qué no comprendían que no estaba triste, es lógico sufrir si pierdes a un ser querido, más si te lo arrancan de buenas a primeras a un día cualquiera. Es normal porque es como aprender a volver a caminar. Los padres son los que nos marcan los senderos a seguir, y los hermanos nos sirven de compañía para no morir de miedo en el trayecto. Y fuiste tu hermano, el que te marcó una parte de mi sendero. Es difícil, pero no imposible. Y yo, encontré la mejor manera de desahogarme escribiendo.

Muchos lloran y gritan o se deprimen en su casa encerrados. Yo, gracias a la familia que tengo salí adelante junto a ellos, estuvimos y estamos juntos en esto, mi mamá jamás bajó la guardia a pesar de que no era su primer gran dolor y eso que ella se llevó la parte más difícil. Yo elegí esto, recordar y plasmarlo en este mundo factible.

Ahora, que ya maduré la idea y todo cambió un poco, sigo escribiendo y tratando de madurar en las ideas, pero los escritos ya tienen otro sabor más a alegría (a veces) y también a momentos difíciles. Porque siempre he dicho que si todo es color de rosas no es real, tiene que tener algo de gris para serlo. La carta la envió sin una dirección, sin nombre y apellido porque es un poco más intima. Por eso prefiero dejarlo así, a quién pueda corresponder esto que ni sé cómo llamarlo.

El Sol de Nayarit en Facebook:

Danos un voto de confianza y oprime este botón para mantenerte al tanto de cada actualización.

Comentarios

Agrega un Comentario
Nombre:
Cometario:
Nota.- Se recomienda discreción a la hora de vertir un comentario ya que todo lo que se escriba se publicará sin edición, restricción o censura alguna.
El Sol de Nayarit se reserva el derecho de eliminar algún comentario que considere difamatorio o que pudiera ser ofensivo para alguna persona, así como también se reserva el derecho de eliminar cualquier comentario amenazante, intimidatorio o que pretenda difundir temor o inestabilidad social.