Ramón Larrañaga Torróntegui
Cada vez, son más las mujeres jóvenes que se meten al narcotrafico y se vuelven o ya son drogadictas. Muchas de ellas parecen no proceder de familias desorganizadas y sus problemas con las drogas más bien obedecen a dificultades interpersonales no resueltas, especialmente en la etapa adolescente. Muchas de estas jóvenes son enganchadas en los bachilleratos por jóvenes que ya andan vendiendo droga. ¿Potenciales nuevas? Los reportes indican que muchas de ellas se sintieron solas y rechazadas durante la niñez y pubertad, además de que experimentaron problemas en la formación de amistades con personas de su misma edad Andan solas o en estado de crisis existencial También se sintieron más vigiladas y supervisadas y con menos libertad e independencia que los varones. Su infelicidad y alienación fue conductualmente expresada acudiendo a las drogas, yéndose del hogar, embarazándose o casándose antes de finalizar la educación secundaria.
Muchas se quejan de haber sido muy castigadas y más frecuentemente que el resto de los niños con, aparentemente, escasa lógica y consistencia en el uso del castigo. En un esfuerzo por escapar a las situaciones conflictivas del hogar muchas de ellas acudieron al sexo como solución, comprometiéndose en uniones extemporáneas que apenas sirvieron para contribuir a su infelicidad y confusión. La ausencia del padre en el hogar debida a muerte, separación o divorcio parece contribuir también al establecimiento de un esquema de nexos irregulares con el grupo de compañeros, aparentemente buscando la aceptación y compañía que no se tiene en la familia.
El ambiente juega un papel importante en la adquisición de las drogadicciones y que una gran parte del problema puede residir en los procesos de estructuración social que niega a los jóvenes acceso pleno a los esquemas de participación adultos, razón por la cual suelen producirse ciertas desviaciones hacia la cultura delincuente, que sí ofrece estatus apropiado y utiliza criterios que pueden ser temporalmente satisfechos por los adolescentes.
La estructura familiar y sus esquemas de interacción y funcionamiento también juegan un papel destacado. En el caso de las mujeres adictas, los problemas de la familia y la desviación parecen ocurrir de modo simultáneo. Y los elevados grados de castigo sentidos pueden sugerir desaprobación de parte de ambos progenitores sobre una conducta sexual y un empleo de drogas coincidentes, que se consideran completamente inapropiados. La búsqueda del placer y la diversión, y con muy claras evidencias de hostilidad hacia lo convencional.
La utilización de medicamentos múltiples reveló altos puntajes en la escala de esquizofrenia (probable indicador de indiferencia, relaciones interpersonales deficitarias e incapacidad para la expresión emocional) y en la escala de masculinidad-feminidad (seguramente debida a incrementos en la sensibilidad y la apreciación estética). Puntajes altos también fueron obtenidos en las escalas de desviación psicopática e hipomanía.
Se ha sugerido que el individuo potencialmente más perturbado, con desórdenes de personalidad o con psicosis, es atraído hacia las drogas más peligrosas. Pero los hallazgos resultan contradictorios y el consenso general es que los individuos con psicopatologías predisponentes a menudo recurren a las drogas, y su estado general de salud mental termina complicándose.
Debido al carácter ilegal que tiene el consumo de drogas, es muy difícil obtener muestras voluntarias, además de que la confiabilidad de la información recogida resulta muy cuestionable. La mayoría de los estudios han sido realizados con poblaciones de adolescentes en instituciones educacionales. Realmente es muy poco lo que se sabe sobre las motivaciones de otros grupos en otros contextos socioculturales, que emplean las mismas drogas y que pudieran poseer distintas características de personalidad.
Desde tiempo inmemorial las drogas han sido utilizadas como herramientas de uso médico o religioso, pero casi siempre se ha saltado desde los usos socialmente sancionados al abuso de tales sustancias. La reacción social frente al uso del alcohol y otras drogas por mujeres, tradicionalmente ha sido más extrema y negativa que la reacción frente al uso de las mismas drogas por los hombres. A las mujeres drogadictas se las ha visto con mayor dureza, seguramente porque ellas siempre han representado símbolos morales y sociales cuya capacidad para dar vida y nutrir a las nuevas generaciones ha tenido gran estima en todos los pueblos y culturas. No obstante, las reacciones negativas observadas y a pesar de que un gran número de mujeres está comprometido con el uso de las drogas, es poco lo que se ha hecho en materia de investigación para aclarar los probables componentes socioculturales y de personalidad asociables a ese uso.
El consumo de drogas tiene que ver con disturbios en la personalidad. Y aunque hay otras explicaciones que incluyen el uso de las drogas como un fenómeno puramente cultural o como respuesta ante circunstancias vitales estresantes. El punto de vista que asume la sociedad es que el drogadicto es un enfermo y que la droga lo domina, que debe ser tratado mediante ciertas consideraciones psicológicas. Sin embargo con la presencia de la mujer drogadicta surge un esquema diferente y se está asociando a que la mujer se convierte en drogadicta primeramente por el consumo de medicamentos prescritos por un médico para tratar dolor, estrés, etc.
El consumo de drogas terapéuticas por los médicos que piensan que la mujer es muy inestable emocionalmente hablando y que por ello se deben medicar para controlarlas, cosa que no sucede con los varones. Muchos médicos llegan a recetar incluso opiáceos para controlar las molestias de la menstruación, iniciándose el camino hacia el abuso de otras drogas. La ingestión de alcohol, por ejemplo, pudiera ser consecuencia de la crisis de identidad que la mujer experimenta en la edad madura, cuando los hijos abandonan el hogar o cuando ocurre el divorcio o la muerte del cónyuge. La soledad, el aburrimiento, la depresión, los problemas conyugales o la menopausia han sido también vistos como antecedentes en el empleo tanto de barbitúricos como antidepresivos o tranquilizantes.
Comentarios
Invitado
2014-03-10 20:08:54
Para acabar con los narcotraficantes lo bueno es ACABAR PRmero con los consumidores, se cometen asesinatos por causas de la droga, mirelo usted mismo..
Invitado
2014-03-10 23:00:03
esas son lineas no c.h.i.n.g.a.d.e.r.a.s