MC Ramón Larrañaga Torróntegui
La vida es tímida al principio, luego el ritmo se va acrecentando, las emociones nos van ganando y adulto te das cuenta que ya no hay como zafarse del espejo que formamos a través de los años, es entonces cuando reconocemos nuestra realidad, la doble personalidad que llevamos escondida y que desde el fondo como eco retumba queriendo salir o nos hace que quebremos ese espejo para que mostremos la verdadera cara de lo que realmente somos. Sabemos que coexistimos herederos de millones de seres humanos que vivieron antes que nosotros con estos genes, con esta información y que nos están desafiando constantemente a que prestemos atención a lo que ellos desean, es esa gama de trampas que nos cautiva y hace que perdamos de vista la realidad.
Es la maldad constituida en virtud, el juego del espejo y la trampa que no deja saber quien somos realmente. Lo real y lo que es peor confundiendo simulación Un hechizo mágico que sale de nuestras entrañas y nos crea complejos, ilusiones, espectros, nos da pistas para saber lo que buscamos, es el réquiem de un sueño falso viviendo en el extremo de su realidad quien marcha paralela a través de los siglos de vida que nos conforman a través del material genético Piezas sueltas del pasado, sin explicación en el presente
Lo inquietante es que vivimos una realidad doble y la obsesión por ser mejores siempre va acompañada de posesión en el proceso de sobresalir. La vida se nos complica con los reflejos incómodos del placer escondido que se muestra desafiante, bloqueando el camino de lo que eres con lo que desconoces pero que también eres.
Nuestra vida pasa como si fuera una película y desde ella empezamos a reflexionar sobre las cosas que hemos hecho y esto nos permite motivarnos en medio de las incertidumbres que la misma nos pone. Este es el contexto en donde todos iniciamos y desde el mismo nos vamos desenvolviendo siendo al mismo tiempo protagonistas y espectadores en las raíces de la infancia y como sujetos formados en una sociedad. Ahí se encuentran nuestras emociones que terminan por no marcharse a pesar de la edad o la madurez adquirida, se quedan con nosotros.
Ser niño, es complejo pero a la vez es una forma natural de enfrentar las experiencias emocionales las cuales al paso de los años se vuelven convincentes. ¿Acaso soñamos, ser algún día lo que somos ahora? Nadie nos exigió esa tarea en pensar lo que íbamos a ser en el futuro, cuando mucho se nos pregunto ¿Qué vas a ser de grande? Sería el tiempo el que se encargaría en llevarnos por senderos en participación para formar el ser humano que actualmente somos.
Ahora como adultos, seguimos siendo niños con la gran diferencia de que dedicamos más tiempo a soñar y menos a concretar ideas esas y muchas dudas más nos ponen al filo de la indefinición Esas y más preguntas nos asaltan produciendo el miedo y es por eso que preferimos voltear atrás concluyendo que soñar no es más que una mera ocurrencia a nuestra edad o una de las tantas ingeniosidades con las que transitamos por la vida sin derecho a las mismas, a ver una familia feliz, unos amigos cotidianos en plena convivencia fraternal, a un niño concentrado en su juego o una tarea escolar difícil soñando con ser algo o alguien.
Para los adultos sigue siendo la tarea más ardua, con esa nos levantamos, los sermoneamos Estudia para que seas alguien en la vida y luego nos acostamos todos los días, la tenemos presente en nuestros quehaceres y vale la pena preguntarse si la cumplimos. Una larga espera que contiene todas las sensaciones humanas emocionales y que nos va envolviendo a dejarnos fuera de la verdadera razón en ser alguien. Nos lleva el sermón, lo señalamos con el dedo y quitamos la alegría a un ser que empieza ser feliz en su vida. La niñez se pasa tan rápido que ni nos damos cuenta, aunque nos retorne al lugar de la inocencia, al territorio de la angustia, a la memoria del tiempo, a los sermones familiares Estudia para que seas alguien
Regresar a soñar para ser es tomar por asalto, a ese sitio donde nos protegimos y ocultamos. Y claro sabemos que es un tiempo desvanecido, un esparcirse sin sentido, o quizás con mucho sentido, y entonces descubrimos que lo pensado en ese sueño o los sermones familiares anotados en un papel hoy tiene alas y vuelan, se envejecieron con el tiempo por lo que su rumbo se fue a lo desconocido, se quedo sin la certeza en cumplirlo y muy dentro de nuestro ser quedo como reflejo existente medio borroso sin querer abandonarnos. Es la trascendencia de la vida, sus juegos sencillos escritos en el alma soñadora infantil en donde la familia plasma lo que se quiere ser y se cumple, dice el padre y la madre.
Cuando creces y te enfrentas a los conflictos de la sociedad, las pugnas sociales, los placeres, los desvaríos, el drama, sus quejas y al mismo tiempo sabes que es lo cotidiano, lo trascendente a resolver, dejas de soñar para buscar divertirte, alejarte del sentimiento de dolor en el cual estas parado y buscas ser encantador, dejas en ponerte a pensar, a soñar, le das vuelta a los conflictos personales al saber de tus esfuerzos en solucionarlos, de las dificultades pero de lo empedernidos que somos cuando queremos hacer algo. Soñar es fácil cuando se está dormido, pero hacer que las promesas se vuelvan realidad es difícil.
Cuando le dicen a un niño Estudia para que seas alguien en la vida pienso que es una expresión mágica sin cumplimiento, es solo una promesa inalcanzable, y solo es cuestión de mirarnos en el espejo todos los actuales adultos a quienes nos recitaron hasta el cansancio este sermón. Creo en que hay que seguir mirándonos en el espejo. Y sobre todo estar conscientes que lo mejor de la vida se encuentra por fuera de los circuitos sermonéales. La vida, es algo mucho más grande que un simple espejismo.
Comentarios
Armando
2014-09-17 07:01:25
muy interesante esta reflexion gracias.