Por Salvador Durán
Miércoles, 12 de Enero del 2011. 7:30:46 pm
Letra más grande
Se dice, amigo(a), que en la vida hay dos grandes tragedias que pueden destruir a una persona: La primera es no conseguir las metas que se propone y, la segunda es
..conseguirlas. Una buena filosofía sería, - si crees en esta sentencia - tener clara e inmediata la segunda meta tan pronto hayas alcanzado o descartado la anterior.
Yo, que creo en ella, no tengo la menor duda que, el esfuerzo, el empeño y la ilusión que ponemos en alcanzar lo que queremos es lo que da el verdadero sentido y propósito a nuestras vidas. Dicho de otra manera, el camino es realmente lo bonito.
Vaya esta reflexión para mi amigo Mario González, director y propietario del periódico La Verdad, en momentos en que consigue una meta intermedia, pero importante, en su empeño por mantener vivo y consolidar ese periódico que, hasta hace poco tiempo, y antes de que él lo adquiriera, estaba a punto de desaparecer. Con esfuerzo, tenacidad y pasión ha rescatado a esa publicación que por meritos propios, es voz y heraldo de la gente de Tlajomulco Jalisco.
Muchas metas más habrán de conquistarse para vencer los grandes desafíos que enfrenta la prensa escrita en nuestro país:
El primero será la captación de lectores en un pueblo tan poco afecto a la lectura. Sabido es que nuestro país tiene, en el ámbito internacional, uno de los índices más bajos de circulación de periódicos.
El segundo desafío será sobrevivir a una modernidad donde la mayoría de la gente prefiere informarse en los pasivos y comodinos noticieros de la televisión, amarillistas para ganar audiencias y tendenciosos para ganar favores políticos o económicos. Pero, sobre todo, deberá aprender a convivir con internet, ese enorme gigante que amenaza con avasallar al resto de los demás medios de comunicación.
El tercer reto es mantenerse limpio e independiente. En México, donde la corrupción es forma de vida, los medios de comunicación ocupan un lugar destacado en la parte alta de esa oprobiosa pirámide. El dinero y el enorme poder de las grandes cúpulas, tanto del sector público como del privado y, ahora, el crimen organizado, se han aprovechado de las penurias de la prensa como negocio legitimo, para corromper periódicos y periodistas por igual.
Un nicho que podría estar a cubierto de estas amenazas son las comunidades pequeñas, con intereses menores, en donde el acercamiento, casi personal, más la comprensión específica de lo que pasa en ese pequeño mundo, ofrecen una gran oportunidad a un periódico de convertirse en informador, interlocutor, defensor y vocero de su comunidad, en particular de aquellos cuya voz no se escucha.
Los medios de comunicación, el llamado cuarto poder, tienen una grave responsabilidad frente a la sociedad, en particular la prensa escrita, que es el que más se presta al análisis y a la reflexión. El uso de ese poder puede contribuir decisivamente a formar conciencias avanzadas e independientes, o fomentar y manipular masas carentes de opinión propia.
Ejercer ese compromiso con responsabilidad y honestidad es lo que separa a la buena prensa de la perrada.
Hasta la próxima amigo y no olvides que el camino es lo bonito, llegar es como morirse.
P.D.: Disculpas a mis amigos del Solecito por mi alusión a otro periódico. Aprovecho para enviar un saludo a mi amiga María Elena, gracias por sus comentarios.
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