
Ramon Larrañaga Torróntegui
Los humanos estamos al borde de la locura generalizada y nuestras intenciones no son nada buenas para el futuro generacional, vamos en contra de todo, es una dinámica desgastante, poco clara que nos lleva al precipicio promoviendo en su fondo el odio como comportamiento original Usureros de odio
Cuando el ser humano es expulsado del vientre, la tranquilidad de su espíritu se vacía, se va desvaneciendo conforme se va adecuando a su entorno hasta llegar a destruirse a sí mismo. Esa es la realidad que mata al espíritu, envenena el alma y se justifica como designio de Dios. Sabemos mucho menos de lo que creemos. Conocemos menos de lo que necesitamos. Pensamos peor de lo que deberíamos. ¿Mandar a otros al infierno? Eso deseamos, pero el infierno tendría que ser lo suficientemente grande para que quepan en este las miles de almas que a diario le llegaran de todo el mundo.
Miles mueren a diario y no creo que en lo escasos de energía que el mundo padece se cuente con la suficiente como para mantener la flama para quemar a tantos. No importa sean pecadores como los valora la Iglesia o no, el caso es que una gran mayoría ya no considera el pecado como tal y otros buscan mediante el soborno Indulgencia llegar.
Todas las almas tendrían que ir infierno. Tanto más las que no profesan ninguna Fe. Según la estadística mundial, llegan a morir en promedio unas 100 millones de personas por año y siendo pesimistas el 80% han sido malas personas, estaríamos hablando que el infierno estaría ardiendo a su máxima capacidad diaria dado que es el castigo en esta vida cuando la persona muere y se porto mal con otros seres vivos Hacerlo sufrir en su último momento como carne ¿El ser humano es malo por naturaleza? ¿En qué medida participa la su propia naturaleza?
Para responder a esta pregunta necesitamos cavar hondo en el tipo de civilización que hemos creado la cual es extremamente compleja, pero un motor escondido mueve todas sus ruedas y bielas: la voluntad de poder y ejercerla como dominación haciendo que los demás trabajen para uno, ser reconocido, trascender, vanidad, elogio a la locura. Queremos dominar la naturaleza, llegar hasta sus últimos confines, dominar las fuerzas de la sociedad, avasallar las energías psíquicas, vencer el código de la vida. Y sacar provecho de todo con costos funestos. ¿Deseo de poder? ¿Demencia hereditaria?
Esta evolución ha producido en nosotros dos sentimientos: uno de exaltación y otro de miedo. Exaltación por la tecno/ciencia que tantas facilidades ha traído a nuestra vida, haciendo que los niños mueran menos y los viejos vivan más, y que nos ha llevado hasta la luna. Miedo por la capacidad de destrucción masiva que nos proporciona. El fin de la historia humana ya no es asunto de Dios, sino cosa de los seres humanos, pues hemos construido el principio de nuestra propia destrucción.
Para limitar esta capacidad de demencia, hemos inventado los derechos humanos, los de los animales, los de la naturaleza y el concepto de la dignidad de la Tierra. Aún así, ¿cuál es el resultado final y existencial de este proceso civilizatorio? Un sentimiento de rechazo entre nosotros, desprecio malo. Hemos perdido la confianza en la vida y en el placer inocente de vivir.
Nos divorciamos de la armonía, rompimos los lazos de fraternidad que nos unían a la naturaleza. Amar es enriquecer el pasado en recuerdos, es crecer sufriendo, abrir vacios, olvidar prejuicios, buscar el beneficio del instante. Es aprender a perder, a mudar de piel, de amigos, formas en pensar, estar convencido de que lo que hacemos es inversamente proporcional a buscar la estabilidad en la relación, es crear cadenas que atrapan el orgullo y sujetan la emoción constriñendo el espíritu.
Lo que más teme el ser humano es a otro ser humano. Está sólo con su poder dominación. Y cuanto más poder acumula más tensa se va poniendo su cara, más profundas se hacen las arrugas, más insegura parece su mirada. No sabemos hacia dónde vamos. Y nuestra Alma se vuelve cada vez más mala. Humildad es colocarse en el mismo suelo donde están todos los seres y percibir el mismo humus del que todos vivimos. Ver tanto en el efecto de esta visión, es la conquista del alma espiritual Matrimonio entre ambas.
Comentarios
invitado
2016-08-19 20:38:48
no he tenido la oportunidad de leer mas sobre usted pero vaya desde aqui mi humilde reconocimiento a este tema tan importante en estos momentos de crisis mundial