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Charlas del Camino

Gorditos

Por: Salvador Durán

Miércoles, 2 de Febrero del 2011. 6:53:05 pm

Letra más grande

En nuestro encuentro anterior te platicaba, amigo(a), del pingüe negocio que hacen los baquetones que engañan a ingenuos vendiéndoles remedios milagrosos, destacando entre ellos el jugoso mercado de gorditos que quieren dejar de serlo de la noche a la mañana.


Curiosamente, la gordura es un fenómeno que en los últimos tiempos emigró de capa social. En épocas anteriores ser gordito era cuestión de ricos quienes pensaban que la obesidad era sinónimo de salud y señal de prosperidad económica. Por el contrario, los pobres eran flacos por desnutridos. Ahora, las cosas son al revés, los flacos son los ricos y los gordos son los pobres, como estos son mayoría, se explica, en parte, porque ahora hay más gordos que antes,
Hay quien asegura que los braceros tienen buena parte de esta responsabilidad. Por razones lógicas ellos abundan entre las clases menos favorecidas, y cuando regresan a México se convierten en modelo de comportamiento para familia y amigos. Acostumbrados a la comida chatarra del otro lado han impuesto la imagen grotesca- sobre todo los jóvenes- de las enormes barrigas forradas con camisetas sin cuello, los ridículos pantalones guangos a media rodilla y la infaltable cachucha con la visera al revés.


Buenos como somos para remedar lo malo, nuestra gente ha copiado no solo su imagen sino sus deplorables hábitos de alimentación. La dieta de una buena parte de la gente incluye, para abrir boca, cantidades industriales de frituras saturadas de aceite como los “Toritos Gachos”; de plato fuerte –como si fuera un lujo- las nefastas hamburguesas “Mc Grasa”; las pizzas “Dominio” – de la harina procesada y el carbohidrato-; y como postre, los “Patitos Marinola”. Para “resbalar”, es obligada la botella de a litro de “Bomba Cola”, esa versátil bebida que lo mismo sirve para “mitigar” la sed que para producir gastritis o pulir y abrillantar monedas y utensilios de cobre.


Engullendo con generosidad este singular amasijo de grasa, sal, harina, azúcar y químicos, la gente va conquistando a pulso, con perseverancia digna de mejores causas, el dudoso merito de ingresar al reino de la obesidad. Para colmo, ni siquiera cabe el pretexto de que sean baratos, pues más económico y nutritivo resulta comer tacos de guisados y jugos o aguas de frutas. El precio de la comida chatarra está muy inflado por los costosos y contaminantes empaques desechables y las multimillonarias campañas de publicidad encargadas de convencer a la gente.


En nuestro empeño de convertirnos en un pueblo de gorditos, no nos andamos con mediocridades o medias tintas; nomas échale: Ocupamos entre el primer o segundo lugar en el mundo en el consumo de refrescos embotellados y botanas fritas empacadas, gracias a ello, acabamos de ganar medalla de oro al pasar del segundo al primer lugar de obesidad a nivel mundial. ¡sí … se …pudo…!

Salvo una pequeña minoría de obesos a causa de factores genéticos o desordenes hormonales, el resto ha llegado a la gordura por meritos propios. En particular resulta espeluznante ver la elevada proporción de niños obesos o con sobrepeso.


La triste realidad es que la gordura es un acceso fácil y directo a enfermedades cardiovasculares y diabetes que son las dos principales causas de muerte en nuestro país. Por otro lado, los gorditos no son tan felices como dice la conseja popular; en la niñez son víctimas de burlas y marginación; en la juventud sufren y padecen traumas por el rechazo del sexo opuesto; en tanto que en la edad adulta les resulta más difícil conseguir empleo porque se dice que son más propensos al ausentismo por razones de salud y porque son menos eficientes en las tareas físicas.


Fastidiados de los inconvenientes de su gordura y en búsqueda de soluciones comodinas, se convierten en presa fácil de delincuentes de cuello blanco que los estafan al amparo de de leyes o reglamentos ambiguos que hacen de esa estafa un negocio legal. En lugar de buscar ayuda médica seria, terminan por ingenuidad y pereza en las garras de esos embaucadores que les venden soluciones tan absurdas para adelgazar como usar pulseras, zapatos tipo mecedora o embadurnarse la panza con pomadas.


Aunque platiquemos sobre el tema de los gorditos un poco en broma, el problema es muy serio. La obesidad afecta la salud física y emocional de la gente, entre mas obesos haya en una sociedad, mas problemas tendrá esta. La responsabilidad de prevenirla y corregirla recae de manera primordial en los padres. Desde los primeros años de vida de sus hijos deben predicar con el ejemplo ya que los hijos tienden a imitarlos, después, enseñarles y proveerles de comida sana y sacarlos de la tele para practicar juegos y diversiones que los mantengan físicamente aptos. No olvidar esa antigua y sabia sentencia que dice: “Mente sana en cuerpo sano”.


Espero verte de nuevo, amigo(a), y no olvides que el camino es lo bonito. Llegar es como morirse.

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