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Filosofía marismeña

Confianza en el amor

MDH Ramón Larrañaga Torróntegui

Lunes, 19 de Diciembre del 2016. 3:08:35 pm

Letra más grande

Amor reciproco es aquel que se dan dos personas y en la que a ojos cerrados ambos confían, sabiendo que siempre estará en las buenas y en malas, que constará en las dificultades y, en donde la vida sonríe o amarga (Ambos o a uno) Estara en la situación insoportable. Es aquella capaz en cortar la cabeza al egoísmo, la que implica entrega mutua, sin engaños ni mentiras. Es allí donde la confianza florece hasta en el pavimento seco. Una relación sin confianza es una relación descontenta, perdida y produce malestar, desgaste. El engaño puede ser a largo plazo, pero todo termina por salir.

> Entre más viejo más tonto, invoca el dicho popular y es que por más que nos esforcemos siempre cometeremos errores en una u otra forma, desde lo simple a lo complejo. En ocasiones son tan repetidos los discursos que escuchamos que dan ganas en dejar que la vida corra delante de nosotros sin que metamos la mano en nada para no caer en un error.

Existen personas las cuales estan al acecho en espera de que cometamos un error para de forma inmediata en señalarlo. La vida sin el sabor en equivocarnos “No, es vida” por ello es mejor hacer que en dejar en hacer por el que dirán. Hay que caer, levantarse, romperse la boca, tirar la saliva ensangrentada y continuar adelante. ¿Se puede ser feliz? Sí claro. Solo es cambiar en sí mismo el pensamiento, es decir: lo propiamente sentimental, para que influya lo deseable, y no al contrario. La infelicidad brota al negarse a sí mismo.

La mente nos lleva por pensamientos derrotistas, por tragedias en vasos de agua, por dramas irreconciliables, pero en el fondo cuando la vida nos da la esperanza en la reflexión mediante soñar en medio de su fondo sufrimos la metamorfosis del espíritu que nos permite continuar representando nuestro instante en idealismo un tanto bohemio o apremiante para repetir acciones que realmente nos lleven a la vida deseada, es decir domesticamos al espíritu en busca de que mire el mundo en forma diferente, sin hipocresías, desdén, dinero, fama, ser o no ser, feliz o infeliz. En esta forma negamos o afirmamos la felicidad como triunfo definitivo de lo que vinimos hacer en esta vida, sin importar si la felicidad pregonada es verdadera o falsa.

Pensar que cualquier herida sana con el tiempo “Es sano” y que los problemas no desaparecerán por el hecho de dejarlos guardados. Lo importante es ir adelante, sonreír ante los errores, ver los problemas y solucionarlos aprendiendo de ellos, pensar que es mejor vivir en paz con uno mismo disfrutando la vida. El tiempo que pasamos con las personas que amamos es limitado y pronto se acabará. Hazlo valer y aprovéchalo al máximo. La vida está plagada de este tipo de anécdotas y las recordamos con alegría, son experiencias que nutren. Saber que te atreviste a declarar tu amor a alguien, incluso si fue el más grande fiasco de tu vida, será bien visto por ti mismo cuando eres viejo. Al final lo recordarás con una risa “Cuando la vida te trate ibdiferente”.

Si el error es que amamos sin ser amados, al menos podemos dormir tranquilos al saber que dimos sin ser correspondidos y que no por ello dejaremos de amar en un futuro a otra persona, porque precisamente en esto esta nuestra nueva fortaleza cuando en elegir estemos dispuestos, lo cual haremos con singular alegría. Hay que amar sin pensar en el error anterior, esto es vivir y dejar vivir sin dejar que la sombra anterior se posee sobre nuestros hombros y nos impida avanzar. Si las cosas tienen solución ¿para qué te preocupas?, y si no tienen solución, ¿para qué te preocupas? Hay que saber cargar las penas pero no dejar que doblen con su peso nuestras rodillas. Ser capaces en colgarlas, levantarnos y caminar erguidos, eso es saber disfrutar aunque las cosas sentimentales cuesten hasta llegar a estar con la persona correcta “Sin cargar bien el costal no alcanzamos a convivir”.

Toda nuestra existencia gira en torno a la confianza en los otros, y en nosotros mismos. Al subir al coche, por ejemplo, ponemos nuestra vida en manos del chófer. Cuando nos sentamos a la mesa de un restaurante pensamos, en primer lugar, que los alimentos estarán en buenas condiciones, fueron lavados los cubiertos “No, hay riesgo en contaminación”. Cuando hacemos una fiesta pensamos que los invitados se comportaran muy bien y saldrán satisfechos.

Cuando vivimos en pareja, damos por hecho que la otra parte nos es leal, nos respeta, habla bien de nosotros cuando no estamos presentes. La relación no debe caer en un asunto comercial u objeto de satisfacción. Siempre pensamos que estamos justo a la medida de la sociedad ya sea en trabajo, comportamiento, reglas, leyes. Amamos ofreciendo la mayor confianza, asumimos somos correspondidos. Tenemos la certeza en que somos bondadosos, que no causamos daño a nadie, solo bienestar, alegría y cuando escuchamos sin buscarlo nos enteramos que estamos causando malestar, incertidumbre “Hacemos sufrir” Vivir es confiar en otro, es la única fórmula “Elixir” que rejuvenece el amor.

La confianza, es esperar sea reciproca, “Sino se recibe, es posible que el amor muera” o se viva con deficiencias severas como inseguridad, baja auto estima, temor. Es saber que su relación no se nutre en ese espacio color de rosa y que el llevar esta relación es doloroso, lleno de maldad escondida. Es entender que la estabilidad emocional no es fuente de satisfacción sino de sufrimiento egoísta que en el momento menos pensado esa amenaza reventara y se perderá la ecuanimidad al enfrentar “Eso” escondido, desconocido que llamamos verdad. Allí es cuando se verá el final de lo que jamás debió empezar.

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Comentarios

Cindy Zambrano

2016-12-20 23:29:14

Excelente Reflexión. . . Gracias por compartirlo.

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