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Filosofía marismeña

En la oscuridad

MDH Ramón Larrañaga Torróntegui

Martes, 28 de Febrero del 2017. 2:52:27 pm

Letra más grande

Con los años, he aprendido que la intención es tan buena como lo que haces. Cuando persigues lo que otros están haciendo te conviertes en el capricho de ellos perdiendo la satisfacción en el logro propio. Cuando renuncias a la necesidad de que el mundo te ame y pones primero tu historia sin miedo aunque esto signifique sacrificar la adulación, es el momento que el alma quema la vanidad y empiezas por ser tú. Dejas en preocuparte por el que pensaran y comienzas a ser tú mismo, libre sin ataduras haciendo lo que te importa.

> Camino por la vida tratando en olvidar, en recordar lo bueno y sanar las heridas aún expuestas al contagio. Sigo siempre adelante intentando olvidar a los que he hecho sufrir, que he tenido que aguantar, recordar a los familiares perdidos y pensando ¿A quién? realmente le importo un poco. Descanso un tiempo y espero, luego escribo lo que razono, lo que he perdido y el tiempo recuperado.

Son como canciones repetidas en diferente nota pero con el mismo tema central. La mente es clara cuando de juzgar se trata, lenta cuando de perdonar, nula en olvidar. Los buenos propósitos escapan por la ventana y la inspiración deja en serlo ante el rencor que nos produce aquella ofensa. Afrontarlo, requiere coraje, las pasiones son indomables, a veces escapan antes en ser atrapadas con la idea y al trascribirse es demasiado tarde. Solo las lágrimas permanecen en la expectativa rociando las heridas y esperan las palabras de aliento como eterno acompañante. Nuestras pasiones van dejando huella, a veces tardan en borrarse, otras son equivocadas y no valen las disculpas, ni siquiera el buscar para entregarlas.

Caminando por el pueblo, los pasos me llevaron a ese lugar: Ahí estaba la casa vieja en donde me metía atrapar pichones. Por dentro esta oscura y el piso de madera casi roto. Pronto me acostumbre a esa oscuridad y empecé a caminar despacio. Mire las vigas astilladas y podridas que sobre salían de su techo, estaban a punto de caer sobre mi cabeza.

Cruce despacio la sala, llena de polvo, podredumbre y telarañas, no sentía confianza con el piso, a cada paso la madera crujía bajo mis pies. Este fue uno de mis lugares favoritos para en las noches atrapar pichones. Los llevaba a casa, les cortaba sus alas mientras se adaptaran, luego al volar nuevamente regresaban a mi casa (Había dos cuartos abandonados en el patio).

Estos animalitos son muy sociables (Viven seis años, tras ocho días del apareamiento ponen el huevo, y 18 días después nace el pichón). El problema está cuando encontramos su cría caída del nido y, no podemos devolverla. Y ahí está lo complicado. Ellas alimentan a sus crías regurgitando el alimento desde su buche directamente a su boca. (Pichón hembra y macho -ambos alimentan a sus pichones, pico a pico- dándole una papilla especial que ellos elaboran con los granos que han comido). Tanto los machos como las hembras producen "leche de buche" para alimentar a las crías. El buche lo utilizan para almacenar y ablandar la comida antes de digerirla. Antes de que nazca la cría empiezan a llenar el buche tanto la hembra como el macho, esta leche de buche la regurgitan en la boca de sus crías (Leche, es su único alimento en los primeros días, es rica en proteínas lo que hace que crezcan rápido) Abandonan el nido al mes. En sus heces trasmiten dos enfermedades: histoplasmosis, y psitacosis.

Caminaba y tropezaba con maderas rotas, después de un rato por fin conquiste la oscuridad y reconocí el camino antiguo que transitaba cuando niño.- Aquellos años en que la mente me traicionaba temiendo la aparición de un fantasma ¿Cómo me atrevía hacerlo? En esta oscuridad y el miedo a mis espaldas. Bien dicen que las mejores cosas se disfrutan en un parpadeo, en un lugar que apenas recordaba mientras su estructura pujaba por no caer. Una casa amplia, importante para su época.- Un lugar que al paso de los años ?Ya, no sirve? ni para descansar un rato.- Fuera del mundo a oscuras queriendo ocultar su antigua grandeza manchada ahora de cicatrices en sus vigas. ¿Si, la casa hablara?

Un espacio en su oscuridad que vive su propia narración de tiempo. Respira diferente porque fue lo que ahora somos cada uno de nosotros en esta mórbida vida donde se pinta de colores en un lienzo todos nuestros miedos y reacciona con golpes en el corazón a punto de estallar con la aceleración del pulso, el sudor de la frente, el temblor en nuestras manos y un grito desesperado que no termina por salir quedándose atascado entre la nariz y la tráquea. Un lugar que fue orgullo de sus dueños y ahora causa miedo en su silencio.- Tenía voz y la calló el tiempo como a todas las cosas terrenales.

Finalmente llegue a la puerta a pesar de lo difícil que me fue el camino siguiendo la distorsión de las siluetas que corrían perturbadas. Al cerrarla, oí sonidos desde dentro, eran los pichones quienes al recobrar la calma volvían en sus pláticas entre ellos mientras mis ojos buscaban el ángulo perfecto ante los rayos del sol sobre la cara. Un aleteo que se volvió intenso y el alegre zumbido de cucurucu, cucurucu. Salí de la finca y apareje un nuevo recuerdo, el de la felicidad por haber regresado en situación muy diferente.

Cuando tienes tiempo para las cosas que te importan el tiempo pasa rápido, en las que no te sientes atrapado en la trampa. Somos apasionados del infierno, pensamos en cambiar el mundo y no movemos un dedo para ello, nos nace una pasión y por la noche muere seguida en decepción.

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