Filosofía marismeña

Conciliar intereses

MDH Ramón Larrañaga Torróntegui

Miércoles, 31 de Mayo del 2017. 1:28:01 pm

Letra más grande

La mujer ha entrado a la modernidad laboral desencadenándose en ella la ansiedad social, la timidez y la inhibición y esto podría pensarse proviene de bases genéticas lo cual aún no ha sido aclarado, sino única y exclusivamente mencionado. Lo anterior lleva a la mujer a que se le produzca trastorno psicológico, funcional y la lleva al consumo de sustancias en busca de bloquear el estrés venciendo la vergüenza y la timidez tratando de superar la inhibición ante el trato de los hombres en el trabajo.

> A veces se tiene que comportar como desvergonzada tratando de imitar a los hombres, y sus implicaciones hacen que surjan las actitudes como perversión bajo la forma de inhibición y exhibicionismo siendo una postura con insinuaciones creativas que no corresponden a su rol, tomando la forma de obscenidad y pornografía, notándose en la mujer como algo innatural dentro de lo que es una dama y un capataz.

Los varones y las damas modernas tienden a salir y usar el alcohol para enfrentarse al estrés, mientras que otras mujeres tienden a estar en casa y usar tranquilizantes. Los varones se oponen al triunfo de la mujer al hacerse a la idea en verse humillados "la docilidad por hambre no tiene nada que ver con el amor".

Cuando se hace sentir la falta de trabajo y se habla de resolverlo no faltara quien proponga que la mujer regrese a la casa para que el trabajo alcance para todos. Se argumenta que desde que la mujer salió a trabajar se perdió la familia y que ella es la causante de la crisis que se está viviendo. El fracaso familiar no puede taparse con un dedo, así como el desastre por la liberación económica y la pérdida de la espiritualidad en la sociedad "Mercantilista" de consumo.

Los hijos contra los padres, los hermanos que se odian, la sociedad de los injustos, quedando atrás el ser mejores padres, mejores hijos, mejores hermanos en la búsqueda de exaltar la corta vida terrenal. La gente arrastra sus odios, los empuja y los extiende para todo aquel que se cruce en su camino. No oculta sus descontentos y anhela nuevas esperanzas. Afortunadamente cada día son menos los que reniegan de que la mujer trabaje y son cada vez menos los que creen que el que paga manda en el cuerpo de ella, ahora que la mujer trabaja ella también tiene con qué pagar, se va quedando atrás el despropósito de las mantenidas, obedientes, las que esperaban la caridad del marido como si fuese prostitución moral dentro del matrimonio.

Ahora se requiere madurez en ella para equilibrar su nuevo espacio de acción sin feminismo execrable, odioso o desplantes ego centrista. Aquellas que por una migaja se les compraba la conciencia, quedo atrás la oposición de que las hijas estudien y hagan lo que mejor consideren conveniente; aunque lo inconfesable es la realidad de que las mujeres siempre han trabajado más que los hombres y nunca se les ha reconocido paga alguna por la hipocresía de las costumbres mexicanas.

Afortunadamente ya quedo aquel infame tiempo en costumbres deshumanizante en donde Concepción Arenal, Sor Juana Inés se veía precisada a escribir con seudónimo de hombre para que le publicaran. El trabajo las hace sentirse útiles, realizadas, sin embargo a muchas de ellas ante este nuevo panorama no han madurado dejando atrás la vanidad entre el sentirse útiles o en seguir siendo el adorno en el hogar o maseta de casa. Pero los absurdos hombres continúan lanzando acusaciones en su contra al considerarlas objetos suyos, puesto que la mandaba y ahora que está capacitada ya no acontece igual.

La mayoría de mujeres continua en situación desfavorable frente al hombre en materia laboral, no obstante las leyes determinan que somos iguales a trabajo igual; salario igual; esto no es más que mera ilusión y muchas de ellas se ven obligadas a la prostitución con el jefe por miedo a ser corridas de sus trabajos; perciben sueldos bajos, y cuando se incapacitan por maternidad el patrón no les paga la compensación al tenerlas registradas ante el IMSS con salario menor, igualmente la mayoría de mini empresarios (Empresas familiares) las consideran de mentalidad inferior manteniéndolas en los puestos porque saben que tienen miedo a demandar por abusos y si alguna lo hace, las juntas de conciliación y arbitraje no les resuelve en cinco años la demanda. Esto no es más que los caminos torcidos de Dios, o la novela de los miserables de Víctor Hugo.

Tanto el varón como la mujer están asumiendo actitudes antisociales.- Ellas por creer que tienen mayor responsabilidad por ser las que atienden al marido, cuidan los hijos, hacen la comida, lavan, planchan, .- Lloran, se quejan. Mientras que el varón exige, se enoja, le provoca malestar. Culturalmente ambos son responsables en el manejo de esas diferencias, control, recursos, poder. Unas por desear ver al varón en el trabajo bajo el sentido de sumisión que ellas asumen en el hogar y esto lo expresan en lo público.

Tanto el varón como la mujer deben aprender a comportarse y no manejarse en la inestabilidad que produce malestar en ambos. Lo saludable seria que ambos controlaran sus necesidades emocionales para que su desenvolvimiento en el área de trabajo no terminara en un abuso. Los empresarios encontraron el filón perdido al contratar mujeres con menor sueldo, prestaciones y asustarlas al correrlas sin derecho a demandar por miedo el peligro está en la que inventa acoso sexual y cualquier ministerio público lo toma en juicio sumario.