
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
El ideal social en la práctica no deja en ser un sueño para poder existir, la dignidad no es algo que se aprecie, incluso los que hicieron la revolución no fueron verdaderos revolucionarios. La mayoría emergió desde la pobreza extrema para quedar en manos de sus antiguos patrones teniendo que trabajar sin tiempo para poder pensar en que esa no era la revolución prometida. La vida se encargó al poco tiempo en enseñarles que la revolución no fue sino un juego guajiro entre el quítate "tú, para ponerme Yo"
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La gran ventaja en ser estudiante es que cuentas con tiempo para la ociosidad, para ponerte a imaginar mundos mejores y que al final la vida se encarga de ponerte en el lugar de los altares para que continúes adorando a los que como estudiante detestabas. Vas de lo sublime a lo ridículo, (Debilidad que nace de la necesidad). Como profesionista enfrentas lo que negabas cuando estudiante a riesgo en morirte de hambre "caes" en la realidad de que lo que soñabas no es sino un tiempo para entregar parte de la vida a un ideal el cual sirve para moldear tu vida y que la única manera en sobrevivir es repetir lo que tus padres, abuelos y la sociedad en su conjunto ha hecho durante siglos para tu jaula. Como estudiante, transitas dispuesto en dar la vida por ese ideal con la esperanza en hacer cosas que cambien la situación presente.
Terminas la primaria, atrás quedan las alegrías, tristezas, los amigos, pintear (bachillerato), recorrer calles acompañado, sus atardeceres. Dejas ese mundo hermoso. Caminas por las aulas y empiezas a comprender que el sol sale para todos que el día empieza en igual forma dependiendo el lugar en donde te encuentres. Un joven que dispone asomar las esperanzas en cada ser para que surjan los deseos. Un día estas aquí y otro allá confundido entre las multitudes, uno eres y otro no existes. Vas acercándote en lo que será tu vida, podrás ser joven y estar confundido, tu corazón tocara en cierta edad como época de guerra "qué más da, terminaras siendo lo que la vida te da y dejaras en el baúl lo que deseabas ser". Los años se vienen encima, la vida da vueltas y se te antoja volver cuando la música del alma exige la nostalgia de los tiempos idos.
Cuando niño, sueñas en ser adulto y, poder hacer lo que ellos, admiras a los adultos. Deseas ser único, lo mejor, piensas que ellos hacen daño a la sociedad por la sumisión, falta en dignidad. Dan ganas en crecer para formar parte en el mundo de sus decisiones. El corazón de un niño es noble, es alegre, limpio, puro cristalino, y sin rencores "todos desean volver a ser niño". En la primaria y secundaria se te exige que marches como soldado y se hace una romería cada desfile patrio. Nadie cuestiona si es bueno o malo el participar. Ya adulto no estás dispuesto a dar la vida por la patria a pesar de haber jurado durante años en la escuela el hacerlo.
Se pierde ese espíritu, que demandaba. Dejas en dar importancia en las cosas para que cambien y sean buenas "nadie da lo mejor de "si", si no le das algo a cambio" Hoy, veo un desfile de la revolución mexicana no puedo en dejar en pensar que seguimos soñando vestidos de revolucionarios y Adelita. Finalmente es la farsa social la que nos tiene así, esa que se cuela en cada escuela, en cada desfile adoctrinándonos para que muera el espíritu patriótico y renazca al otro día el conformismo secular "poner la otra mejilla".
Queda atrás el bachillerato.- Es tiempo en crecer, ser escuchado, estudiar para accesar a la universidad y eso hace que abandones el circulo de la comodidad familiar en el cual no te preocupas por quien traiga la comida a la mesa, solo sabes exigir que este a tu gusto. Ir lejos representa exigencia y formación.- Eres joven y esta es aún muy frágil, sin embargo decides enfrentar el reto con una mochila al hombro y unos pesos en la bolsa esperando mejorar.
En 1975, cada universitario llevaba dentro un "Carlos Maxs, Fidel Castro o un Che Guevara" En los pasillos encontrabas a jóvenes con la barba larga, discursos encendidos en contra del sistema político "Idealistas, Soñadores", rebuscar ser un héroe más en las deficiencias sociales desde luego sin dejar los beneficios del capitalismo. Unos jóvenes revolucionarios de a modo, incapaces en tomar el monte con armas. Luchadores disfrazados de pequeños burgueses cuya consigna era cambiar el estado de cosas en busca de un bienestar social.
Los tiempos, no han cambiado, los idealistas están en espera de una oportunidad para colgarse del presupuesto y guardar el espíritu revolucionario. La lucha estudiantil madura a marchas forzadas el espíritu, también lo es que no deja en ser un idealismo el cual se tira en el camino para seguir andando sin tropezar y caer en el fondo. El camino en una sociedad llena de cicatrices es largo, sinuoso y en la mayoría de ocasiones es cuesta abajo
Terminas la carrera y, llega el tiempo en que hay que enfrentarte a nuevos retos para sobrevivir, se vuelve más fuerte la necesidad que el propio idealismo, hay que trabajar aprendiendo a inclinar el cuerpo, perder el rubor ante el abuso para sobrevivir "adorar a los becerros de oro", llegan las preocupaciones en desear formar una familia y te das cuenta en que el titulo sirve de poco en la vida cotidiana para existir con decencia y dignidad. Hay que cumplir con la cuota establecida o perder el empleo al menor señalamiento, siempre pensando en ¿qué comeré mañana?
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