* Dos tercios de los trabajadores agrícolas son mexicanos, la mayoría sin papeles y con frecuencia jóvenes.
S. Araceli R. Beltrán/El Sol de Nayarit
No sólo los "dreamers", o soñadores, como se denomina a esos estudiantes, se beneficiarán: también quienes trabajan, sobre todo en el campo, podrían sacar provecho, las medidas que permiten que cientos de miles de jóvenes que estudian, puedan trabajar y estudiar acaparan casi toda la atención de un nuevo programa que aborda aspectos de la inmigración ilegal.
El programa no despeja el camino para obtener la residencia legal ni la ciudadanía. Más de la mitad del millón de jóvenes sin papeles que pueden acogerse al programa trabajan, la mayoría en ramos que pagan poco, según un estudio del Instituto de Políticas Migratorias.
Para poder acogerse a este beneficio, el inmigrante debe haber llegado a Estados Unidos antes de los 16 años, tener no más de 31 años, haber vivido en el país por al menos cinco años y no haber sido convicto de ciertos delitos. El programa abarca incluso a jóvenes que no completaron la secundaria, siempre y cuando se inscriban en cursos educativos para adultos, programas vocacionales o clases de inglés.
Defensores de los derechos de los inmigrantes sin papales dicen que los trabajadores agrícolas y otros jóvenes que no estudian podrían tener problemas para conseguir estos beneficios: falta de información sobre el programa, dominio limitado del inglés y escaso acceso a asesoría legal y a clases para adultos que le permitan satisfacer los requisitos educativos.
Más de la mitad tienen menos de 31 años, de acuerdo con un Estudio Nacional de Trabajadores Agrícolas. Ese informe indica que al menos 54 mil trabajadores agrícolas podrían acogerse al programa.
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