*Y el paseo en la bicicleta nueva del Cachíria
Carlos Rentería/El Sol de Nayarit
Sábado, 29 de Septiembre del 2012. 8:44:18 pm
Letra más grande
Éste sábado 29 de septiembre, no era tanto el calor abrumador que caracteriza a la ciudad de Acaponeta; ni siquiera a las once y media de la mañana cuando el gobernador de Nayarit Roberto Sandoval Castañeda desciende del vehículo oficial que lo trasladó desde Tepic.
En la esquina de las calles Matamoros y México, frente a la puerta del Mercado Corona, se detiene la camioneta, y el mandatario salta hacia el acceso del inmueble. Lo sigue su hijo Roberto Sandoval López, ambos de sombrero, pantalón de mezclilla, botines y camisa a cuadros.
El gobernador ve mucha gente alrededor del mercado. Lo espera medio Acaponeta. Le tienden la mano desde que se le ve entrar al mercado.
Afuera están las tiendas muy aclientadas. Las filas en los cajeros de los bancos muy concurridas. Los puestos de comida, la birria de res, los famosos taquitos de puerco tatemado, los tacos dorados de camarón seco, las menuderías, los puestos de jugos, parece que en Acaponeta se mueve el dinero, se aprecia una economía en superación.
¡ES EL GOBERNADOR, ES ROBERTO!
La gente distingue fácilmente al gobernador Sandoval. Desde que pone un pie fuera de la camioneta se le tiende la mano para saludarlo. ¡Es el gobernador, es Roberto!, se corre la voz. El mandatario no se hace del rogar. Devuelve los abrazos y los apretones de manos. Los invita a que pasen al interior del mercado para platicar con ellos y para escucharles sus propuestas.
Camina diez, quince metros y el cúmulo de personas ya es bastante numeroso. Entre los puestos de fritangas, de chocomiles, de bisuterías, de quesos, de abarrotes, la gente de Acaponeta quiere hablar con Sandoval, quien les pide atentamente que lo esperen, y todos serán escuchados.
Pasa media hora ahí, recibiendo peticiones. Roberto coordina a un equipo de gestoría que rápidamente toman datos de los solicitantes. Nadie se va sin nada. Todos dan las gracias.
Camina otros quince metros, hacia otro pasillo del mercado, y nuevamente lo rodean; es muy notoria la presencia de mujeres y niños. Sandoval Castañeda carga a una pequeñita en sus brazos y amenamente algo platica con ella y con sus padres.
ES UNA VERDADERA AUDIENCIA CON LA GENTE
Roberto Sandoval no restringe el acercamiento de la gente hacia con él. Al contrario, preguntaba a veces, -¿En dónde está la señora que me habló de una beca?-
Cuando estaba atendiendo a la gente aumentó el calor, El Calor de la Gente, entonces empezaron a sudar las frentes, pero las personas rodeaban de tal manera al gobernador, que Sandoval Castañeda tuvo que introducirse a un mostrador de una lonchería para poder continuar agotando la agenda con los acaponetenses.
A LA CARNICERÍA DE CHANO JIMÉNEZ
El objetivo de la visita al mercado Corona de Acaponeta era llegar al local de don Chano Jiménez, un hombre de un poco más de sesenta años de edad, líder de los tablajeros de Acaponeta. La Carnicería de don Chano está ubicada a la mitad de la cuadra del mercado por la calle Veracruz. Ahí esperaban al gobernador, porque en una visita anterior de Sandoval Castañeda, nos prometió ayudarnos con tres vitrinas, una pistola de sacrificio de ganado de res, y una despieladora.
Tuvieron que pasar otros tres cuartos de hora para que el gobernador pudiera llegar a con don Chano y los tablajeros.
Se saludaron efusivamente; Roberto les dijo, vengo a cumplirles lo que les prometí, y le aplaudieron. Ya era la una de la tarde, y entonces sí, el calor ya era para ruborizarse y chorrear sudores. Qué importaba, si las promesas estaban cumplidas y las peticiones de la gente contestadas a minutos de ser gestionadas.
LA BICI DEL CACHÍRIA
A la una de la tarde y cinco minutos, Roberto Sandoval salió por la calle Veracruz y queriendo llegar a su camioneta, se encontró con el agradecimiento de una mujer a la que se le donó una silla de ruedas para su papá enfermo. Sandoval se encontró a decenas de niños que le pedían, a gritos, ¡balones, balones!
Y se encontró a un hombre mayor, que le dijo Roberto, gracias por la bicicleta-, y el hombre, delgado, de aspecto quijotesco, mostraba la bicicleta azul todavía con los plásticos y las etiquetas.
El gobernador le preguntó: ¿Tú eres el de la bicicleta?
-Si, señor, muchas gracias-
¿Cómo te llamas?- indagó el mandatario
-Pues, me dicen el Cachíria-
Sandoval Castañeda sorprendió al buen hombre cuando le dice: ¿Me prestas tu bici?
No contestaba aun el Cachíria, cuando Roberto ya se había montado en el vehículo de dos ruedas. Se impulsa ágilmente y recorre la banqueta del mercado, para irse a bajar por una rampa en la calle Matamoros.
Roberto sigue pedaleando otras dos cuadras; La gente lo sigue corriendo tras él. Pero en la calle hay muchas personas que le piden saludo de mano al gobernador, y éste, a bordo del biciclo, acelerando y frenando, estira la mano saludando a las personas que caminan por las banquetas.
LA BANDA DEL RETOÑO DE ACAPONETA
El gobernador Roberto Sandoval Castañeda le regresó su bicicleta al feliz Cachíria, quien por cierto es de oficio tamalero, y le será muy útil el vehículo.
Ya estaba el mandatario con un pie en el estribo de la camioneta que lo trasladaría a Tepic, cuando escucha el Corrido de Nayarit con banda. Era un grupo infantil llamado Banda El Retoño de Acaponeta. Quien es el jefe de ustedes-, preguntó Sandoval, y al señalársele a un pequeño no mayor de doce años, le pidió una tarjeta del grupo, te vamos a llamar, prometió.
Pero no terminó el trabajo del gobernador porque todavía accedió a ofrecer una conferencia de prensa, de las que coloquialmente se llaman banqueteras. Se rodeó de cámaras y micrófonos. Respondió varias preguntas y enseguida, saludó a bellas señoritas originarias de la ciudad de las Gardenias, que quisieron tomarse una foto con el gobernador.
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