* Los padres de familia serán los encargados de dicha tarea: Villaseñor Anguiano.
Por Emerson Leao/El Sol de Nayarit
Lunes, 30 de Agosto del 2010. 8:57:14 pm
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El Delegado Federal de la Secretaria de Educación Pública en Nayarit, Oscar Javier Villaseñor Anguiano dio a conocer los estándares de habilidad lectora, para que los padres de alumnos de primaria y secundaria conozcan el grado que tienen sus hijos en esa materia.
Explicó que estos estándares se emitieron luego que las encuestas reflejan que el hábito de leer se adquiere especialmente en la casa en un ambiente familiar cultural.
Villaseñor Anguiano dijo que a través de una carta que se envía a los padres de familia por el Sistema de Educación Nacional, se les exhorta a que midan cuánta fluidez lectora y de comprensión tienen sus hijos.
Este programa, del que ya existe en cinco o seis países, consiste en establecer con toda claridad cuántas palabras por minuto tienen que leer con fluidez los alumnos que cursan de primero a sexto de primaria -dijo.
Un niño de segundo grado de primaria tiene que leer entre 60 y 84 palabras por minuto sin forzar la lectura, sin querer ir rápido y con fluidez natural. Queremos que los padres de familia se sienten con sus hijos 15 minutos diarios a leer, comentó.
El responsable de la política educativa Nayarita explicó que a través de esa conversación el padre sabe qué entendió el niño de la lectura; la diferencia de este programa con otros, como Los rincones de lectura, es que ahora se tiene un estándar que permite conocer dónde está ubicado el niño.
Señaló que el hábito de la lectura se desarrolla al practicarla y lo que queremos es que los padres de familias practiquen con sus hijos, sistemáticamente 15 minutos diarios para llevarlos a las estándares que pretenden.
Entre los tipos de libros que se recomiendan, mencionó en primer lugar a los gratuitos por lo que se propone a los padres de familia sacar textos de la biblioteca escolar, los cuales están diseñados para sus edades.
Villaseñor Anguiano expuso que en el colegio se les enseña a leer a los pequeños, pero si en su ambiente social no se le induce a la práctica de la lectura, ese aprendizaje no acaba de cuajar como instrumento para el desarrollo de otras habilidades para el aprendizaje.
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